Hacía aproximadamente tres décadas que Jesús Méndez se había jubilado después de muchos años como minero en Asturias. Al acabarse su vida laboral en los pozos optó por desplazarse a Pidre, donde había nacido, para instalarse definitivamente en compañía de su esposa en el barrio de Chorexe. Allí construyó una casa y dedicó sus últimos años de vida a cuidar a su mujer.
Méndez era, desde hacía 30 años, el pedáneo de la parroquia. Siempre mantuvo una gran relación social con sus vecinos. Incluso se encargó durante varios años de participar en la organización de las fiestas de su pueblo. «Era simpático, educado, alegre, chistoso. Cantaba de marabilla. Era raro que marchara dalgunha xuntanza sen dedicarnos unha canción asturiana», recordaron ayer varios vecinos.
«O cariño entre o matrimonio era do cen por cen. O que fixo Jesús pola súa dona é posible que non haxa moitas persoas nesta terra que sexan capaces de facelo. Tíñaa cuidadita, en palmitas», apuntó uno de los residentes en la aldea de Pidre.
Ayer no estaba fijada la hora del entierro de este matrimonio de ancianos. Está previsto para la tarde del sábado. Es posible que el traslado de los cuerpos desde Gijón se produzca en la jornada de hoy. Ayer no se conocía dónde sería establecida la capilla ardiente.