Que tras cinco meses después de que el Ministerio de Fomento dictase su aplicación al caso español del Reglamento 1370/2007, por el que se restringen las subvenciones a determinados servicios ferroviarios, Renfe, empresa dependiente de Fomento, haya anunciado con intolerable retraso, criticable improvisación, con errores y con modificaciones de última hora, sus recortes de servicios en las líneas regionales que transcurren por Galicia, debe tener además de una explicación parlamentaria una depuración de responsabilidades.
Que un conselleiro que el domingo declara en prensa no tener competencias en materia de ferrocarriles de nuestra comunidad sea quien notifique y justifique, cuatro días después en el Parlamento, la reducción de los servicios en las líneas interiores de Galicia, merece una reprobación y una llamada al orden por la ciudadanía.
Que Fomento base la reducción de servicios interiores en datos de tráfico de servicios que fueron programados para ser deficitarios no debe aceptarse al constituir un atropello para Galicia.
Que se pretendan sustituir algunos servicios de carácter regional interiores de Galicia por recorridos parciales de trenes de larga distancia revela desconocimiento por los planificadores de las características y exigencias comerciales propias de cada uno de ambos servicios. Y es equivalente a querer curar a un enfermo de pulmón con tratamientos dermatológicos para su piel? Ni los eventuales viajeros requieren los mismos horarios, ni las mismas paradas, ni las frecuencias, ni los trenes, ni las tarifas? ¡Es que no coincide nada¡ ¿En manos de quién estamos?
Que se hayan tardado ¡dos años¡ en cumplir la decisión del Congreso de los Diputados de establecer la segunda frecuencia a Madrid desde la costa, y que Lugo y Ferrol dispongan ¡por fin¡ de una comunicación diurna con la capital del Estado no debe servir de escudo para que Renfe y Fomento no den explicaciones a los ciudadanos sobre servicios públicos que ellos mismos sostienen.