La playa que está cuando quiere

nacho mirás REDACCIÓN

GALICIA

25 feb 2013 . Actualizado a las 13:53 h.

En estos templos naturales no hay deanes, electricistas ni botafumeiros. Las catedrales que dan nombre a la playa más bonita de España y sexta del mundo, según los usuarios de Traveller's Choice, no siempre están disponibles, porque la naturaleza fue caprichosa para crearlas lo mismo que lo es en su administración. El Cantábrico las muestra o las esconde al ritmo que les da la gana a las mareas. Ahora te lo enseño todo, ahora no quiero. Lo que sí está abierto las 24 horas es el horizonte, las vistas inmensas desde los acantilados, que se pueden gozar desde unos prados vallados que acaban, de repente, en una cremallera de abismos, uno detrás de otro. No deja de sorprender a quien pisa su alfombrado, verde y esponjoso, que el cierre de las fincas llegue hasta el extremo mismo donde termina la tierra, ese rasgo tan gallego de ponerle puertas al campo. Piedra sobre piedra, los muros sirven lo mismo para detener un desembarco enemigo que para que no se despeñe el ganado, con lo desconcertante que sería ver una vaca varada.

La postal de invierno de la playa de As Catedrais escasea de paisanaje. Y eso hace que el paseo por el arenal sea mucho más tranquilo una vez que le quitan el tapón al mar. Sobre la arena finísima, y decenas de metros por encima de nuestras cabezas, la geometría de las lascas se levanta como un gigantesco muro de patatas cortadas a inglete para una tortilla colosal.

El mejor arenal de España regala a diario la posibilidad de pisar siempre suelo recién estrenado, como hicieron los descubridores. As Catedrais es un espectáculo, a nivel del océano o por encima de él; una experiencia siempre imprescindible en el lugar donde Galicia linda con Irlanda, mar por medio.