El día de la marea blanca

Óscar Ramos Ayerra
Óscar Ayerra REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El 4 de enero de 2003 se concentró en la «zona cero» de Muxía el mayor número de voluntarios

04 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Solo con muchas manos se salva este desastre». Así de tajante se expresó un periodista alemán que llegó al puesto de emergencia de Muxía tras el hundimiento del Prestige, hace 10 años. Los desastres del Erika o el Exxon Valdez de años anteriores le daban la seguridad suficiente para afirmarlo en un momento tan complicado como aquel.

Se mandaron correos masivos pidiendo ayuda a casi todas las universidades y asociaciones de España. Así empezó todo para Nacho, Quiel o Ramón, algunos de los primeros voluntarios de la gran marea blanca que, sin esperarlo, vendrían días después para combatir a la «negra».

Cien , doscientos, quinientos... hasta los 876 voluntarios que trabajaron aquel 4 de enero, en las playas de la zona cero, hace hoy 10 años. Muxía se convirtió en el centro del universo ecológico. «Llegaban de todas partes, no esperábamos una respuesta tan grande. La Rioja, por ejemplo, se volcó más incluso que las grandes capitales españolas», recuerda Nacho Castro, gerente de la cofradía de pescadores.

El gran despliegue humano duró siete meses en los que solo en la zona de Muxía se llegaron a contabilizar cerca de 45.000 personas. Gracias a Ezequiel Sambad y su equipo de coordinación, se apuntó uno a uno a quienes iban a retirar el petróleo de las playas. Sin embargo, muchas de esas manos no quedaban registradas, por lo que según algunos expertos se sobrepasó con creces los 100.000 voluntarios. La logística desplegada solo es comparable a grandes maniobras militares. El Ejército español fue también un punto de apoyo no solo a nivel servicios: cocinas, tiendas... , sino en disciplina y orden para evitar todo tipo conflictos.

Una experiencia que, por ejemplo, la Generalitat de Cataluña, años después, ha tomado como ejemplo para servir como guía en futuros desastres ecológicos.