Disyoqueis de la zona congregaron por las redes sociales a más de 300 personas
08 nov 2012 . Actualizado a las 21:09 h.Los organizadores de la fiesta de Halloween celebrada con más de 300 personas el pasado fin de semana en la nave abandonada de la antigua planta conservera de Massó, en Cangas, contrataron un generador de energía eléctrica para suministrar potencia al sistema de sonido y a las luces en aras de dar el necesario ambiente al macrobotellón, según explicaron fuentes municipales. No podía ser de otro modo, al ser el local una antigua nave sin luz ni agua, ni apenas puertas ni ventanas con cristales, inconsistente como un flan y oscura como el interior de una tumba. Parte de su techumbre corre peligro de venirse abajo, además de que dispone de fosos para uso industrial con cierta profundidad.
Del sitio elegido en Cangas para la fiesta de Halloween, solo puede decirse en este momento que es una nave lóbrega que tiene un tamaño proporcional a su peligrosidad. Lo que fue un emporio industrial del sector pesquero de los años 60 fue el pasado fin de semana, durante unas horas, una gigantesca cueva de nictálopes, reunidos para una fiesta peligrosa e irresponsable a partes iguales. Con razón llevaron los organizadores un generador con montones de fusibles, quizá para intentar compensar la falta de ellos en los cerebros de los organizadores y de los participantes.
Pese al velo de silencio en relación a este espectáculo nocturno, se sabe que fue convocada por medio de las redes sociales días antes por varias personas relacionadas con el mundo de la música en la comarca, principalmente disyoqueis, que consiguieron reclutar a varios cientos de personas para que fuesen con la materia prima (bebidas y hielo), además de ataviados con disfraces y máscaras para dar más ambiente a la massófiesta.