«Cáeche a alma ao chan; queres facer algo e non podes»

Bea Costa
Bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

En Barbanza fueron homenajeados los vecinos fallecidos.
En Barbanza fueron homenajeados los vecinos fallecidos. marcos creo < / span>

Diego Portela, testigo de la tragedia en O Grove, intervino para evitar que el sobrino de uno de los muertos entrara en la fosa

23 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El día después de la tragedia, la pregunta seguía sin respuesta: ¿Por qué José Manuel Otero Aguiño y José Daniel Franco Iglesias acabaron dentro de la fosa séptica del cocedero de mejillón Frigroamegrove? «Eu vin moitas veces facer a manobra de meter a bomba para vaciar a fosa e na miña vida vin a ninguén entrar alí. Non me explico que pudo pasar». Quien así habla es Diego Portela, uno de las personas que el viernes por la tarde asistió al terrible suceso ocurrido en O Grove. Acudió al lugar alertado por unos gritos de auxilio y allí se encontró una escena dantesca. Dos cuerpos al fondo de una fosa de decantación y a un joven, Álex, intentando entrar dentro para rescatar a su tío. Junto con los albañiles que estaban en la depuradora y que fueron los primeros en acudir a la llamada de socorro, agarraron al hombre para evitar que se lanzase a una muerte segura. Diego tuvo que esperar también al pie de la fosa a que llegasen los servicios de emergencias, en unos minutos que se le hicieron eternos. «A primeira sensación era de que non había nada que facer. Cáeche a alma ao chan. Vías que había xente alá abaixo, queres facer algo e non podes», relataba ayer visiblemente afectado.

No fue el primer trance dramático que le ha tocado vivir a este entrenador de remeros. En 1997 rescató el cuerpo sin vida de su amigo Berto, que se ahogó en la playa de Montalvo (Sanxenxo), y quince años después volvió a revivir una pesadilla que le ha quitado el sueño a él y a mucha gente en O Grove.

La muerte de estos dos vecinos causó una gran conmoción en la localidad. Al pesar por la pérdida se suma la incomprensión sobre lo sucedido. Dicen quienes conocían a Daniel, un experimentado operario de 57 años de edad, que no se pueden creer que bajase a la fosa sin una razón de peso. Se especula con la posibilidad de que lo hiciera siguiendo al joven José Manuel Otero que, o bien se cayó dentro, o bien decidió entrar por razones que se desconocen. «¿Pero como pode caerse alguén aí?», se preguntaba ayer un vecino. Y es que el acceso a la fosa es un estrecho conducto del diámetro de una alcantarilla que comunica con una cámara de unos cuatro metros cuadrados situada a dos metros y medio de profundidad de la que fueron rescatados los dos cuerpos.

Sulfuro de hidrógeno

A la espera del resultado de la autopsia, la muerte de ambos se atribuye a la inhalación de sulfuro de hidrógeno. Solo llevaban trajes de agua ligeros sobre sus ropas. No tenían ni máscaras ni ningún otro elemento de protección, lo que hace pensar que ni José Daniel ni José Manuel tenían previsto entrar en la fosa.

Los hechos ocurrieron alrededor de las cinco y media de la tarde del viernes en el cocedero situado al lado de la cooperativa mejillonera Amegrove. Hasta el lugar del suceso se desplazaron los miembros del Grupo Municipal de Intervención Rápida de O Grove (Grumir) que lograron rescatar ambos cuerpos todavía con vida. Pero los intentos por reanimarlos fueron en vano. Hasta Porto Meloxo se desplazaron también la Guardia Civil, la Policía Local, los Bombeiros do Salnés y a última hora lo hizo el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Antonio Coello, además de las autoridades locales.

Diego Portela testigo de la tragedia en O Grove