Obama llega a Montillón

GALICIA

El proyecto de A Estrada Dixital demuestra que un buen servicio y un buen precio son la clave para la penetración de la banda ancha en el medio rural

04 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

A Montillón no se llega casualmente. O se va o no se encuentra. Estamos en una parroquia de montaña, en el corazón de A Estrada, donde las mujeres por encima de 60 años lucen el traje típico de chirucas, medias de lana con calcetines, bata y pucho y donde la arquitectura popular hace decenios que sucumbió a las mil ideas atrapadas en la emigración europea, masiva en esta parroquia. Un clásico de la Galicia rural. En la taberna, más tópicos: dos vecinos de palique, alacenas con guisantes en lata, Cola-Cao, pan, whisky... solo falta la sección de zapatillas. Y, en medio de este cuadro, ¿qué pinta Barack Obama?

Al candidato demócrata no le ha resultado tan sencillo llegar a Montillón. No al menos en el formato con el que la CNN disecciona uno de sus discursos como virtual candidato a la presidencia. Lo vemos a través de YouTube y con el portátil de José Fontenla, el dueño de la taberna y uno de los clientes de A Estrada Dixital en esta remota parroquia. Por 11,6 euros al mes, Fontenla tiene una conexión a Internet de 1 mega, igual que cualquier otro vecino del ayuntamiento; incluso los que viven en lugares como este, donde las pequeñas parabólicas se han unido al ecléctico paisaje urbanístico de Montillón. El lujo ha costado 547.000 euros, el presupuesto de un proyecto piloto para cubrir con wifi uno de los ayuntamientos más extensos y orográficamente complicados de Galicia.

Clientes de 80 años

Casi dos años después del arranque, A Estrada Dixital tiene 2.630 conexiones, una cantidad muy respetable si se tiene en cuenta que en todo el concello hay unas ocho mil viviendas habitadas, más de la mitad fuera del casco urbano. «Es más de lo que esperábamos», admite Carlos Andújar, director del proyecto, quien certifica que un buen servicio y un buen precio generan clientes impensables: «Tenemos conexiones en domicilios donde solo vive una persona de 80 años».

José Fontenla, en Montillón, se ha convertido en un internauta fetén. Según cuenta, cuando llegan los periódicos por la mañana a su negocio, Casa Verdura, ya no les presta la atención de antes, porque ya ha leído las noticias que le interesaban. ¿No hay clientes para el ADSL en el rural? Elisa, la madre de los dos niños más pequeños de la parroquia, explica que ha encontrado unas páginas de cuentos de las que su niña mayor se ha hecho asidua: «Juegan en la calle igual, pero ahora ven menos la tele». Dice que no utiliza Internet demasiado y básicamente para cuestiones de ocio. Pero cuando le pregunto si podría prescindir de él, sopla y confiesa: «Uf, mejor que no».