LA MINISTRA de Fomento ha sido criticada desde estas páginas por el trato discriminatorio que dispensa a Galicia y hasta por el desprecio con que nos ha tratado a los gallegos. Los motivos de fondo para la crítica persisten. Cuando se trata de hablar del AVE hay más evasivas que plazos concretos para las infraestructuras. Sin embargo, hoy debemos reconocer un gesto de valentía de Magdalena Álvarez. Ayer reprochábamos la rapidez con la que ADIF, una empresa pública dependiente de Fomento, desviaba hacia las víctimas la responsabilidad del accidente ferroviario de Valga. La ministra desautorizó esa versión y reconoció que algo tuvo que fallar para que tres personas perdieran la vida. Las declaraciones de los testigos presenciales recogidas por La Voz no parecen dejar lugar a dudas: la barrera estaba levantada cuando atravesó el coche. Además, la ministra suspendió un acto que tenía en Vigo y viajó hasta Valga para acompañar a los familiares de los fallecidos. Habrá quien vea una postura interesada, pero lo cierto es que no es frecuente que un político reconozca un error, rectifique y dé la cara en los momentos difíciles. Hecho el reconocimiento, no olvidamos la responsabilidad del ministerio. En Galicia existen todavía 276 pasos a nivel, 14 en el concello de Valga. Reclamamos que se aceleren los plazos para el AVE. Y ello no invalida la reivindicación vieja de una red que no ponga en peligro la vida de los ciudadanos.