El caníbal vuelve al estrado

Beatriz Juez

GALICIA

UWE ZUCCHI

El Tribunal Supremo de Alemania juzgará de nuevo, y por asesinato, a Armin Meiwes, que cumple condena por homicidio por haber matado y devorado a un conocido

22 abr 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

El Tribunal Federal Supremo (BGH) de Alemania anuló ayer la sentencia de ocho años y medio de prisión que está cumpliendo el antropófago alemán Armin Meiwes, más conocido como el caníbal de Rotemburgo, y ordenó repetir el juicio, después de que tanto la Fiscalía como su abogado defensor solicitaran la revisión de la sentencia. La Audiencia provincial de Kassel no pudo juzgar a Meiwes por canibalismo, ya que no está tipificado como delito en Alemania. Y le condenó en enero del año pasado a sólo ocho años y medio de prisión al considerar que el Hannibal Lecter alemán era culpable de homicidio. El nuevo juicio tendrá lugar en Fráncfort, aunque, de momento, se desconoce la fecha de su inicio. La Fiscalía, que teme que el caníbal pueda estar de nuevo en la calle por buena conducta dentro de cinco años y que busque nuevos objetivos, considera que la condena es insuficiente. El fiscal quiere que se condene a Meiwes por asesinato, lo que está castigado en Alemania con cadena perpetua, y sostiene que mató a su víctima para «satisfacer su propia lascivia». La defensa pide que le reduzcan la condena, ya que contó con el consentimiento de la víctima. Por Internet Durante el juicio se demostró que Meiwes castró, decapitó, troceó y se comió partes del cuerpo del berlinés Bernd Jürgen Brandes, un ingeniero informático de 43 años. Los macabros hechos ocurrieron en marzo del 2001. La historia se remonta un poco más, cuando la Brandes respondió a un anuncio que puso Meiwes a finales de verano del 2000 en Internet en el que decía que buscaba a «un joven que quisiera ser devorado». El caníbal, de 43 años, invitó al informático berlinés a su domicilio, una mansión del siglo XVIII en la localidad de Rotemburgo, en el Estado federado de Hessen, donde llevaron a cabo un sangriento ritual. Meiwes castró primero a Brandes y juntos trataron de comerse el pene de la víctima. Brandes estuvo diez horas desangrándose hasta que el caníbal le cortó la garganta y descuartizó el cadáver con la ayuda de un cuchillo de cocina, y grabó todo con una cámara de vídeo. Algunas partes del cuerpo de Brandes las enterró en el jardín y otras las guardó en el congelador de su casa para írselas comiendo poco a poco. Durante el juicio, el caníbal confesó que se había masturbado viendo las repugnantes imágenes del vídeo. Desde los ocho años No fue la única declaración que impresionó a los presentes en la sala, que durante la exhibición de las cintas tuvieron que cerrar los ojos en varias ocasiones. El criminal no ahorró detalles y, con un discurso confiado, lúcido y sonriente, se explicó. Siendo un adolescente ya sentía un marcado interés por el canibalismo: «Cuando tenía entre 8 y 12 años fantaseaba con descuartizar y comerme a los compañeros de clase que me gustaban». Naturalmente, las películas de zombies y las imágenes de los mataderos excitaban sus fantasías que el acusado vinculó ayer con?su secreto deseo de haber tenido un hermano. Lo curioso es que Meiwes era un hombre muy estimado en su trabajo y considerado como una persona dispuesta a ayudar a sus compañeros de labor. Gracias a Internet contactó con cerca de 400 personas. «Hay cerca de un millar de personas dispuestas a dejarse comer», dijo ufano en la vista. Y es que él sostiene lo mismo que su abogado, que lo ocurrido no fue un crimen: «Para mí no fue un asesinato. Sólo se puede cometer eso en contra de la voluntad de la víctima. Me utilizó como un utensilio. Sólo practiqué la eutanasia».