El conjunto pétreo fue inaugurado ayer en la capital italiana después de un largo litigo en el que el monumento se llegó a confundir con vestigios de la antigua Roma
21 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.Dicen que los gallegos están por todo el mundo y seguramente es cierto. Pero pocos podrían imaginar que entre las ruinas de Roma pudiera aparecer un auténtico hórreo galaico. La historia de esta construcción, que desde la noche pasada luce su humilde belleza campesina en la Real Academia de España de la ciudad milenaria, es rocambolesca, pero con final feliz. Las primeras noticias de su existencia proceden de la feria de antigüedades que cada año se celebra en la ciudad de Módena, donde, en 1997, se presentó un conjunto de piedras sueltas con su correspondiente fotografía, que había sido realizada antes de su desmembración y en la que se podía apreciar la forma original del edificio in situ . El conjunto pétreo, que procedía de España, había sido introducido legalmente en Italia en 1992 bajo el epígrafe de «lote de piedras», aunque el catálogo de la muestra decía que éstas pertenecían a un «edificio íntegro de época romana en perfecto estado de conservación». El vendedor era un anticuario de Padua y encontró comprador en la figura de un americano que metió el lote en un container y lo embarcó con destino a Knoxville-Tennesse. Peaje en Marruecos Así comenzó el largo periplo del hórreo. La primera etapa del viaje fue un puerto de Marruecos. En cuando el barco tocó tierra intervino el Ministerio de Bienes Culturales de Italia, que denunció que «un edificio íntegro de época romana» había salido del país sin la obligada autorización, por lo que exigió su repatriación. Con la orden de secuestro judicial, el container se trasladó al puerto de La Spezia, donde quedó bajo custodia. Tras un examen del contenedor, los arqueólogos italianos consultados comprobaron que no era un vestigio romano, pero no supieron establecer con exactitud qué era en realidad Así se inició una larga investigación. Lo primero que pensaron las autoridades italianas fue ponerse en contacto con la embajada de España, el lugar de origen del lote. Para ello solicitaron la colaboración de un experto español que fuera capaz de determinar qué era y valorar su interés artístico. La Embajada de España designó para tal operación al arqueólogo Xavier Dupré Raventós, vicedirector de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, que, no con poco trabajo, dedujo que se trataba de un hórreo gallego. Luego, España solicitó la devolución del hórreo. Era octubre de 1994 y para entonces el comprador había presentado un recurso ante el Tribunal Penal de Génova. Ahí comenzó un largo procedimiento judicial salpicado de diversos recursos por ambas partes. En septiembre de 2003 llegó la sentencia definitiva del Tribunal Civil y Penal de La Spezia en la que se ordenaba la restitución a España de la construcción en disputa. Pero el director de la Real Academia de España, Juan Carlos Elorza, hizo una propuesta: que la ubicación final del polémico hórreo fueran los jardines de la Real Academia. La solución fue del agrado de Madrid, pero había otro problema. ¿Cómo devolver las piedras a su forma original? Para resolver el puzzle y montar la obra en condiciones intervino la Xunta, y así fue como el director del Museo de Pontevedra, Carlos Valle, se encargó de ofrecer el asesoramiento necesario. También colaboró el director del Museo de Ourense, Francisco Fariña. Después de esta peripecia, el monumento fue inaugurado anoche de forma oficial, con la actuación de la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense y del Ballet Rey de Viana. En el acto tampoco faltó un menú gallego a cargo de Toñi Vicente.