El triunfo del instinto maternal

La Voz

GALICIA

JOSEPH KACZMAREK

El mundo a los cuatro vientos Luz Aída Cuevas se reencontró ayer con su hija, a la que reconoció en una fiesta seis años después de que hubiera desaparecido en un incendio que encubrió un secuestro

09 mar 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Amarga historia con final feliz. La puertorriqueña Luz Aída Cuevas ya tiene a su hija Delimar en casa después de seis años de búsqueda. El pasado lunes por la tarde, ambas llegaron a Filadelfia tras recoger a la pequeña en las oficinas de los servicios familiares de Nueva Jersey. A partir de ahora serán sus padres biológicos, la propia Cuevas y Pedro Vera, divorciados, quienes compartirán la custodia de esta niña secuestrada durante un incendio en su vivienda el 15 de diciembre de 1997, cuando tenía 10 días de vida. «Luz quiere llevar este reencuentro de forma privada. Está siendo muy emotivo y sólo desea centrar su atención en su hija», afirmó el abogado de Cuevas, Alexander Murphy, tras confirmar que la familia tenía preparada una pequeña fiesta en la tarde del lunes para celebrar el regreso de Delimar, que entró a la vivienda por la parte trasera para evitar a los fotógrafos que esperaban en la puerta. Besos y abrazos «Me ha llamado mamá», declaró Cuevas al programa Good Morning America . «Me ha dado besos y abrazos. Este es el momento más feliz de mi vida, el momento que llevo esperando seis años». Cuevas estaba convencida de que su hija no había muerto en el incendio y el caso ha caído como un jarro de agua fría sobre los bomberos, que la noche del incendio llegaron a asegurar que habían encontrado restos del cadáver calcinado. La barrera lingüística entre Cuevas, que no domina el inglés, y las autoridades puede tener mucho que ver en el caso, que algunos hispanos tachan de discriminatorio. Por esta razón, y a petición del concejal puertorriqueño Juan Ramos, mañana se iniciará una nueva investigación de lo ocurrido aquel día. La historia ha conmocionado a la opinión pública estadounidense desde que el pasado 24 de enero Cuevas, que emigró de Puerto Rico a los 14 años y tiene otros tres hijos, acudió a una fiesta de cumpleaños. Allí reconoció a su hija cuando le sonrió «por un hoyito en la mejilla. Me acerqué y le dije que tenía chicle en el pelo para cortarlo y someterlo a pruebas de ADN», según explicó esta mujer, que consiguió que las autoridades de Filadelfia reabrieran el caso. Las pesquisas culminaron el 2 de marzo con el arresto de Carolyn Correa, de 41 años, secuestradora de la niña y cercana a la familia tras su boda con un primo de Pedro Vera. Trece cargos en contra Correa, que se enfrenta a 13 cargos, entre ellos los de secuestro e incendio premeditado, comparecerá en audiencia judicial el próximo viernes. Con ella se crió la pequeña Delimar en Nueva Jersey, nombre que cambió por el de Aliyah, como seguirán llamando a la niña para evitarle más confusiones de las que ya está viviendo, según han recomendado psicólogos infantiles. De momento está respondiendo favorablemente a su nueva familia y cambio de domicilio, si bien el principal problema entre madre e hija es el idioma, que esperan resolver en breve. Sus tres hermanos son bilingües y Aliyah ya ha ocupado su habitación en la casa materna, decorada con motivos de su muñeca preferida, la incombustible Barbie. «Aunque la llamaré Aliyah, le explicaré que su nombre es Delimar. Además, quiero viajar con ella a Puerto Rico para que conozca al resto de la familia», ha comentado Cuevas, que ya tiene sobre la mesa unas 25 ofertas para llevar su historia al cine y a la televisión.