Sentimiento de impunidad

GALICIA

05 mar 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

VALORANDO la cultura dominante en estos años, un filósofo y profesor universitario, en la referencia a la ética social al uso, utilizaba como ejemplo paradigmático el sentido del tráfico actual señalando que «hasta el tráfico se pone imposible si no hay una autoridad que lo encarrile». Sirva el entrecomillado como punto de partida para que el lector perciba dos hechos ocurridos el pasado febrero. En una ciudad gallega, en el vial de acceso al centro urbano con límite de 50 kilómetros por hora, la policía local detectó el paso de una motocicleta que circulaba a 116 por hora. El motorista advierte que ha sido captado por el radar y, cuando va a ser parado por una patrulla, realiza un cambio de sentido no permitido y vuelve sobre sus pasos, pero ahora a 131 por hora. En la misma fecha, y por la mañana, un conductor joven, de 21 años, fue retenido por agentes de la autoridad cuando circulaba por una carretera interurbana. Tras comunicarle una infracción que acababa de cometer, se comprobó que tenía suspendido el permiso de conducción por otra infracción anterior, en ese caso grave. Como no podía seguir al volante, avisó a otro conductor para que se hiciese cargo de su coche. Ya por la tarde, otro equipo de agentes detiene por una infracción al mismo vehículo, a cuyo volante iba el mismo desaprensivo conductor parado por la mañana y con el carné suspendido. No son muchos, pero bastan. Esta especie de conductores, con sentimiento de impunidad, basta para quebrar la frágil seguridad vial.