El mundo a los cuatro vientos Hoy y mañana no serán fechas destacables en el calendario de la base española en Diwaniya, donde sólo los menús dan a entender que se está celebrando la Nochebuena
23 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Mientras una ola de frío amenaza con recorrer Galicia, los 1.350 soldados españoles desplegados en las bases de Diwaniya (Irak) y Kuwait pasan calor. Allí las Navidades apenas alterarán la rutina de los militares: «La misión es lo más importante», manifiesta telefónicamente uno de los responsables de Información del acuartelamiento iraquí. Y es que muchos soldados han encontrado en el trabajo -un trabajo muy duro- una manera de sobrellevar estas fechas con la familia tan lejos. Un árbol de Navidad en las dependencias del Cuerpo de Mano, un Belén en la zona ocupada por los miembros del contingente de Apoyo Logístico y la decoración del comedor son los pocos nexos que los militares españoles mantienen con estas fechas. Esto y las continuas llamadas de la familia: «A veces es más duro tener que colgar el teléfono que salir a patrullar», apunta uno de los soldados gallegos que recientemente han regresado de Diwaniya. Sus Navidades serán especiales. Casi cinco meses de tensiones que, al final con su retorno a mediados de diciembre, se han convertido en el mejor regalo de Nochenbuena que su madre podría recibir, como ella misma se encarga de repetir en varias ocasiones. Rutina En Diwaniya, mientras tanto, reina la rutina, una rutina que a veces -según confesaron algunos militares- huele a tedio y que, claro está, no se va a romper por la Navidad. «Por ahora se lleva bien», aclara el mismo oficial que cogió el teléfono en Base España. Esta noche sólo una cosa diferenciara a la noche de ayer: el menú de la cena. Los pocos gallegos que se encuentran desplazados entre las tropas españolas, hay quien dice que se cuentan con los dedos de las manos, podrán degustar algo de marisco -langostinos y contados, ya que sólo caen a cuatro por cabeza-, turrón y excepcionalmente cava. La bebida, según se rumorea, fue un tema peliagudo. Los soldados de servicio tienen terminantemente prohibido ingerir alcohol, por lo que aparentemente se debatió sobre la conveniencia o no de dar cava a la tropa. Todo parece indicar que finalmente ganó la coherencia y esta noche los militares podrán realizar el tradicional brindis. Además de los cuatro langostinos contados, el menú se completará con algo de embutido, espárragos, ensalada, ensaladilla rusa y solomillo de cerdo con patatas panadera. Según informó ayer la agencia Efe, la mayoría de los productos llegarán hoy a Diwaniya, procedentes de Kuwait, excepto una porción que ya está en la base, en unas cajas de cartón en las que se puede leer: «Regalo del presidente del Gobierno». Los soldados, con la excepción de los Lobos de Santi -ocho legionarios encargados de patrullar Diwaniya-, gastarán parte de la noche y de sus gargantas en la cantina. Allí, rememorarán Navidades pasadas con sus familias, mientras desgranan uno a uno distintos villancicos. «Creo que va a ser una noche larga, pero los compañeros le hacen sentirse a uno como en casa». Con estas palabras, un suboficial de la Brilat de Pontevedra recordó su estado de ánimo cuando nació su primer hijo y él se encontraba de misión de paz en Kosovo: «Me imagino que van a sentir lo mismo que sentí yo en aquel momento, sobre todo los más jóvenes». El 25 de diciembre, al igual que el 24, será un día normal en Diwaniya. Trabajo, trabajo, y más trabajo.