Más muertes de jóvenes

GALICIA

13 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

POR ENÉSIMA VEZ, estamos ante un trágico fin de semana en la carretera, con la muerte de jóvenes, trocando diversión por tragedia con la amargura extrema de la pérdida violenta de la vida. Por la repetición de tantos acontecimientos iguales, uno no se atreve a plantear si estaremos ante sucesos absolutamente inesperados. ¿No ocurrirá que a la sombra de jóvenes que organizan su fiesta semanal quedan familias palpando la incertidumbre del regreso, porque casi nada se concibe sin automóvil por medio? ¿Qué decir ante tanto fracaso de la seguridad vial? Tal vez sea bueno recordar la afirmación de un folleto institucional que dice «la seguridad vial es responsabilidad de todos», y que añade que «incumbe en primer lugar a los poderes públicos, que asumen la responsabilidad de crear una normativa que unifique pautas de comportamiento». Siendo así, no es inoportuno recordar un texto de la UE sobre otro ingrato plano de la vida: «Las violencias sexuales se multiplican en medio de una sociedad que se escandaliza de los efectos cuando alienta hipócritamente la causa de estos males». La aplicación de la observación a estos asuntos sirve para notar que nunca fue tan fácil disponer de un coche con los emblemas de su reclamo basados en su número de válvulas y en capacidad de disparar su velocidad, duplicando los límites legales. Junto a este hecho, hay tantas opciones para ingerir alcohol y otras sustancias en disparidad de lugares y a cualquier hora. Y si añadimos tanta tolerancia para entrar de lleno en las ofertas de noches finisemanales , no cabe negar que se acepta el juego de un feroz relativismo moral. Al final, el tráfico sólo pone la guinda en un pastel perfectamente organizado.