Beckham, marca registrada

La Voz

GALICIA

El mundo a los cuatro vientos El nuevo jugador del Real Madrid y su esposa pretenden convertir su apellido en firma comercial para después conquistar Hollywood y las listas musicales de EE.UU.

25 jul 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Las grandes compañías saben bien la importancia de contar con el reconocimiento mundial a una de sus marcas. El hecho es que un paisano de Ciudad del Cabo, un granjero de Oklahoma, un paria de Bombay y un hooligan de Manchester identifiquen un mismo producto por su nombre, su marca o por su logo. Para conseguirlo, las multinacionales como Coca Cola o Kodak o Nike se gastan millones de euros cada año. Pero ahora, un hombre y su apellido es capaz de rivalizar con los grandes mega conglomerados empresariales. Ese hombre no es otro que Beckham, David Beckham. A pesar de lo que digan muchos envidiosos y lenguaraces, amigos de las comadrejas, arpías, viperinos y matamoros, el chaval no es tonto. Pero tampoco es un Einstein como para pensar él solito que su nombre es una mina de oro a la que se puede explotar hasta que quede tan limpia como la calva de Bobby Chalton. Esa idea se la ha metido en la cabeza al rubiales un listillo llamado Fuller, Simon Fuller. Este resulta ser el ex manager de las Spice Girls, el conjunto en el que puso pucheritos la hoy Victoria Beckham cuando sólo era Adams y dicen que también la persona que presentó a la pareja. El tal Fuller, toda una personalidad de las relaciones públicas del mundo del pop, de la televisión y del cine en Estados Unidos (casi nada) pensó que lo de Beckham está mal explotado y que en Estados Unidos decir Beckham es como decir García. Prueba de ello es que en su reciente visita a aquel país, Victoria y David pudieron pasear por las calles sin que nadie les acosara. Algo que, por cierto, no les hizo ni pizca de gracia. Fuller prometió hacer de la marca Beckham lo mismo que hoy es Coca-Cola o McDonald's. Aseguró que toda la familia como marca, incluidos los niños, Brooklyn y Romeo (pobres), tiene un valor de más de un billón y pico de euros, que combinando el glamur de Victoria y el sex appeal de David, (los niños entrarán en el carrusel comercial cuando sean mayores de edad) se puede crear un sello de ámbito planetario con un valor que ya lo quisieran como presupuesto muchos países africanos. El objetivo de Fuller es poner los cimientos del lucrativo mercado americano para los Beckham, relanzar la carrera musical de Victoria en Estados Unidos y abrir las puertas del futbolista a una carrera laboral como símbolo de la masculinidad y de la paternidad. Es decir, abrir las puertas de Hollywood al jugador del Real Madrid. Que nadie se ría de tales pretensiones porque ahí tenemos a otro ex jugador de fútbol convertido en marca global. Iglesias, Julio Iglesias. La creación de la marca Beckham pasaría por programas de televisión, videoclips para móviles, tiendas de ropa, voces para juego de ordenadores, software de cursos de inglés para Asia... John Taylor, presidente de Sports Impact, una agencia de márketing deportiva británica, ha indicado que «si alguien puede meter a Beckham, al que sólo le quedan otros cuatro años como futbolista, en Hollywood, ese es Fuller». De momento, la compañía de Fuller, 19 Management, parece que está a punto de cerrar acuerdos por valor de 5,6 millones de euros con la firma francesa de perfumes Coty y por unos 42 millones de euros con empresas como Marks & Spencer, BP, Adidas y Castrol Oil. «La marca Beckham es inspiración y valores familiares, una pareja que alcanza sus sueños partiendo de la nada», explica Fuller con un marcado tufillo al eslogan del «sueño americano». Otro de los pasos que pretende dar Fuller es crear programas de televisión en los que tomen parte los Beckham. ¿Fuller que sacaría de todo ello? Sólo el 1% del billón y pico de euros. Eso, por condenar a la humanidad a soportar a los Bechkam en todos los rincones.