Sus señorías comen el menú del día

PALOMA ABEJÓN Corresponsal MADRID

GALICIA

Los parlamentarios gallegos viven de lunes a jueves en apartamentos compartidos o hoteles «económicos» Ser diputado o senador en Madrid parece una «bicoca», pero todos los gallegos que actualmente ocupan escaños en las Cortes aseguran que es un trabajo mucho más duro de lo que la gente se imagina. De hecho, afirman que apenas tienen tiempo libre, viven, la mayoría de ellos, entre aviones y hoteles, y muchos padecen estrés. Los representantes de Galicia en la capital de España combaten la soledad del poder leyendo, paseando o con actividades un poco más «chic», como es el caso del yoga.

11 mar 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

Hartos del mito de que los diputados y senadores no hacen nada, los representantes gallegos en las Cortes generales reclaman la dignificación de su trabajo, que les mantiene alejados de sus familias de lunes a jueves y que, según afirman, les absorbe todo el día, desde las nueve de la mañana hasta las tantas de la noche. Todos comen el menú del día, ya sea en el Congreso o en el Senado, y viven, dicen que austeramente, en apartamentos compartidos o en hoteles «muy económicos». Un «bloque» Los diputados del Bloque Nacionalista Galego forman eso, un bloque, y además de trabajar juntos viven juntos y comparten dos miniapartamentos cercanos a la Carrera de San Jerónimo. A pesar de estar todo el día unos con otros, la vida doméstica parece no causarles problemas. «Casi nunca estamos en el piso, vamos a lavarnos los dientes después de comer y por la noche, a dormir», explica Carlos Aymerich, diputado nacionalista por A Coruña. Francisco Rodríguez y el propio Aymerich viven en uno de los apartamentos y el representante nacionalista por Pontevedra, Guillerme Vázquez, comparte otro, en el mismo edificio, con el responsable de prensa del grupo en Madrid. No discuten por qué programa de televisión ver, comparten aficiones como la lectura y, de vez en cuando, van al cine, pero también coinciden en las películas. Vamos, que ¡ya quisieran muchos matrimonios ser tan bien avenidos!. La vida social de los diputados transcurre en un círculo muy pequeño, siempre en torno a la Carrera de San Jerónimo, sede del Congreso. En todos los bares de la zona hay menús del día y los camareros están más que acostumbrados a encontrarse con sus señorías. El portavoz de pesca del PSOE, Ceferino Díaz, es otro de los asiduos al menú, bien en el propio Congreso o bien en los restaurantes de las inmediaciones. Díaz decidió optar por alquilar un miniapartamento porque no soportaba la idea de no tener, durante toda la semana, nada suyo. «En un hotel no tienes ni tus libros, ni puedes oír música, estás como de prestado», asegura. Sin televisión Austero hasta lo indecible, no tiene televisión y asegura que después de estar todo el día en el Congreso necesita desconectar. «Sería horrible llegar a casa y ver el debate otra vez, yo prefiero leer o pasear», dice. Ceferino Díaz está aprovechando su etapa como diputado para aprender francés, ya que en la Cámara dan clases de idiomas a los parlamentarios que así lo deseen. «Lo único un poco diferente que hago es yoga», afirma.