En el 2013, unos años después de iniciar su camino, en su planta trabajaban una docena de personas. Ahora, las más de 20.000 bolsas que salen a diario por sus puertas para venderse en los supermercados de Galicia -y de parte de Portugal- les han obligado a aumentar plantilla. Más de 60 empleados se afanan cada día en su fábrica para responder a la creciente demanda de galletas.
La fórmula secreta de su idea de oro surgió en Buenos Aires, en un viaje que realizaron los fundadores de Daveiga. Allí, un hermano suyo comercializaba un producto parecido a las Mariñeiras. Y tenía su tirón. No lo dudaron. Se volvieron con una idea que maduraron durante unos meses antes de lanzarse a la piscina. En el 2006, cuando estrenaron sus galletas, en España apenas existían productos parecidos, pero no les costó mucho conquistar a los paladares más exquisitos: «Aínda que foi un inicio duro e tivemos que picar moita pedra, si que constatamos que nos resultaba sinxelo entrar nas cadeas de supermercados precisamente por ser un produto innovador», asegura Llamazares, que aporta cifras que lo constatan: «Incluso agora, en Galicia temos un crecemento constante por enriba do 20 %». Les ayuda, y mucho, su peculiar canal de promoción: el boca a boca. «A mellor publicidade que temos agora mesmo son os nosos propios consumidores. Eles son os que están facendo que as Mariñeiras se expandan. e a realidade e que non tódalas empresas poden presumir de iso».