Pequeñas, independientes y singulares. Las editoriales nacidas tras la pandemia renuevan el catálogo con apuestas arriesgadas y llenas de pasión. Su historia solo acaba de empezar...
16 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hace muy poco tiempo, apenas unos meses, que podemos dejar que una pequeña Lupe nos traslade al Marineda de finales del siglo XIX en Balcón al Atlántico (editorial Amarillo) o pasear por las calles de Tokio a través de Kandagawa y Mano en Amistad para adultos (Shiro). Poco antes, Marilar Aleixandre nos abrió de par en par las puertas de una particular familia gallega en Lobos en las islas (Editorial Arde) y Julia luchó contra el insomnio que le provocaba la adultez (Bamba) mientras Joe se enfrenta a los engaños de grandes corporaciones en Ubik (por primera vez en gallego gracias a Boadicea).
Si podemos leer estas historias es por el esfuerzo de cinco pequeñas editoriales que, si fueran bebés, estarían diciendo sus primeras palabras. Estas recién nacidas llegan a la vorágine que es el mundo editorial después de la pandemia, un momento convulso que, sin embargo, fue el impulso necesario para que algunas comenzaran a caminar.
EL PRIMER PASO
«Arnau y yo nos conocimos trabajando en el sector de las librerías de segunda mano», cuenta Eric Levit, una de las dos patas que sostienen la editorial Arde, de Barcelona. «Él bromeaba a menudo con la idea de montar una editorial para publicar todo lo descatalogado que encontrábamos en la librería y que nos encantaba. Yo solía decirle que ni de coña, pero entonces llega la pandemia. Nos pasamos varios meses encerrados y uno de los primeros días que nos dejaron salir nos fuimos a tomar un café. De allí salimos con un catálogo para tres o cuatro años», bromea este editor.
Al mismo tiempo nació Shiro, centrada en traer a este lado del mundo novelas desconocidas de autores asiáticos. «La pandemia nos obligó a abandonar Madrid e instalarnos en un pueblo de Guadalajara. Tuvimos que parar un poco, escapar del ritmo de la ciudad y, en cierta medida, la editorial surgió gracias a eso. Había una serie de libros que quería leer, pero que nadie estaba publicando. En especial, una autora coreana, Bae Suah, que me obsesionaba desde hace tiempo», cuenta Nico Cañete, que comenzó este proyecto al que poco después se uniría Eva G. Serrat.
«Es que fue un momento epifánico para muchísima gente», afirma Raquel Bada, cabeza de la editorial valenciana Bamba. «Yo ya trabajaba en el mundo editorial, pero más en el lado de la comunicación. Con la posibilidad de teletrabajar y de tener un poquito más de tiempo, decidí empezar una revista online en la que escribir perfiles de escritoras, artistas, fotógrafas y pintoras desconocidas», cuenta. Para documentarse sobre una de ellas, buscó una biografía que resultó estar descatalogada: ¿cómo era posible que no pudiese leer aquella obra que había sido premio Pulitzer, que además fue la primera biografía escrita sobre Zelda Fitzgerald? Eso prendió la chispa para crear Bamba, que trabaja para rescatar obras olvidadas de autoras como Elena Quiroga.
NUEVAS SÍ, PERO CON MUCHO BAGAJE
Ester Vallejo cuenta desde Madrid que la idea de montar Amarillo no dependió tanto de la pandemia como de su propio momento vital: «He sido librera veinticinco años y conocía muy bien todo el proceso de la distribución del libro, pero siempre me llamó la atención la parte más editorial. Decía: ‘¿Cómo un libro que no existe acaba existiendo?’». Decidió entonces estudiar un máster en edición «por puro placer» y, con casi 50 años, se lio la manta a la cabeza. «Cuando una idea te ronda, pasa el tiempo y sigue ahí, a cierta edad dices: ‘O lo hago ya o ya no lo hago nunca’», comenta Ester.
También con una amplia experiencia en el sector del libro partían José Manuel Dopazo y Alba Rozas, las manos que tejen el catálogo de la gallega de fantasía, ciencia ficción y terror Boadicea. «Os dous estivemos na editorial Contos Estraños e Alba traballou tamén en Urco», cuenta José Manuel. «Entón nós somos non os continuadores, porque temos públicos e unha liña editorial distinta, pero si os que tomamos o relevo de ese xerme que foron aquelas dúas editoriais», explica.
Ideas claras y singulares
Los gallegos parten de una línea editorial muy definida: «Ademais de apoiar á creación en galego, buscamos autores que contan cun tremendo éxito no mundo anglosaxón e no asiático e traémolos á nosa lingua». Siempre con la voluntad de acercar a todas las edades —«adultos, rapaces e adolescentes», dice José Manuel— la ciencia ficción, «un xénero que non é un afastamento da realidade, senón unha crítica para poñer a realidade no seu sitio».
Tener un camino claro, aunque no sea el más amplio y tradicional, es algo que caracteriza a esta nueva corriente de editoriales emergentes. Desde Amarillo, centrada en rescatar obras olvidadas de siglos pasados, Ester reconoce ser consciente de que sus libros no son «de los que crean colas de gente en las puertas de las librerías». Pero apostar por la singularidad, huyendo de lo mainstream es más una virtud que un obstáculo para Nico, de Shiro, que asegura que «especializarse en algo tan concreto como la cultura asiática facilita las cosas a la hora de encontrar tu nicho, construir tu marca y buscar tu público».
CONECTAR CON EL LECTOR
Es precisamente la conexión con el público el principal reto de estas cinco novísimas pequeñas editoriales. ¿Cómo hacer llegar sus propuestas a los lectores sin perderse en el mar de novedades? Cada una tiende su particular puente para salvar esa distancia.
«Yo te lo digo sin ninguna vergüenza —asegura Eric, de la editorial Arde—. Las redes sociales son uno de los motivos por los que nos podemos permitir existir». A través, sobre todo, de Instagram, han ido contactando con influencers del libro «y estamos muy contentos porque nuestros títulos han resonado con muchos de ellos, que los han acabado recomendando en sus perfiles».
Desde Boadicea, sin embargo, confían más en el tú a tú. «Somos unha editorial pequena, sen moitos medios, sen axudas..., pero sabemos que hai moito público, moitos lectores de ciencia ficción. Penso que conectamos con eles, sobre todo, a través das feiras», afirma. Un camino que también conquista a Ester, de Amarillo. «Allí eres tú directamente el que está vendiendo tus libros, que eres quien mejor los conoce», asegura.
La editorial valenciana Bamba también confía en ferias, clubes de lectura y en las redes, pero dedica un esfuerzo especial a estar presente en librerías. «Las editoriales pequeñas tenemos un ritmo de publicación que no se ajusta a las demandas del sector. Los libreros participan un poco en esa batalla contra la novedad constante», asegura Raquel. «Si a un libero le gusta un título, va a estar recomendándolo aunque hayan pasado tres meses y ya no sea novedad», completa la reflexión Ester, de Amarillo. «Quizás influye haber sido librera tantos años, pero para mí que un librero o librera te recomiende es la mejor publicidad. Es como pagar tres millones para estar en un escaparate en la Gran Vía», zanja la madrileña.