Grupos y discográficas continúan trabajando en la composición y edición de nuevos trabajos
23 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.The show most go on. Quizás no en su parte más espectacular y tampoco tal y como nos gustaría en números y forma, pero grupos y discográficas continúan trabajando en la composición y edición de nuevos trabajos. El coronavirus ha cambiado las reglas del juego, pero los discos siguen llegando, sean nacionales o internacionales. Las giras de presentación deberán esperar, pero el asfaltado con melodías novedosas y letras nunca escuchadas se está ejecutando.
Lo cierto es que pandemia y confinamiento han generado una especie de cuello de botella discográfico. Por un lado, los álbumes que no vieron la luz cuando tocaba y debieron retrasar su estreno; por otro, los discos salidos a raíz del encierro, terminados a lo largo del mismo o en los meses posteriores a este. Ahora, las dos posibilidades van llegando al mercado y a las distintas plataformas digitales, sacando número, casi como esas colas a pie de calle que ahora pueblan los comercios locales.
Más allá de la labor habitual de las compañías de discos por estas fechas, preparando el mercado de invierno con recopilatorios o reediciones, con ejemplos como Prince y su Sign Of The Times versión extendida, Sonic Youth y la celebración de los 30 años de Goo, o Los Rodríguez con un directo extraído de la máquina del tiempo, en Las Ventas, el 7 de septiembre de 1990; las novedades también son numerosas y, por qué no, de calidad.
A principios de este mes vio la luz El regreso de Abba, nueva obra de Sidonie con motivos de sobra para sorprender y convencer: un disco formado por 23 canciones (sí, la cifra es correcta), que bebe de la inspiración novelesca de mismo título en forma de libro y que vive de otra época musical donde los discos se escuchaban de corrido como forma habitual, no como anécdota o capricho. Un trabajo vibrante, enorme, el más complejo y completo de los catalanes.
También está recién salido del horno El camino que me llevó a Roma, de la cantautora madrileña Bely Basarte, que encontró años ha en YouTube la catapulta perfecta para asaltar el mercado tradicional, reuniendo clics y seguidores alrededor de su voz. Basarte ofrece un disco bajo la producción de Garabatto, adentrándose en nuevos territorios que caminan entre el pop tradicional o el electrónico, denso, como esos aromas flamencos que también aparecen en algunas de las canciones. Un paso más en busca de esa personalidad que a veces queda oculta detrás de las versiones que la hicieron famosa.
La saturación provocada por las válvulas de los amplificadores, rabiosa quizás por estar demasiado contenida estos últimos meses, ha ido saliendo a borbotones cual válvula de escape a través de los discos. Deftones, confirmados ya para el Resurrection del año que viene, han publicado Ohms, un misil tierra-aire para las orejas, potente y que demuestra su buen estado de forma, dos décadas después de alcanzar el éxito mundial. También Marilyn Manson ha regresado tras varios años de silencio. Diez canciones de un Manson que ya ha superado la barrera de los 50 años, pero que regala una obra intimista y dura sobre el alma humana: We are chaos.