Más de 50 libros que te pueden cambiar la vida

FUGAS

EUROPA PRESS

LLucia Ramis, premio Anagrama por «Las posesiones», da su recetario personal de literatura. «Cada libro, en cada persona, tieen una historia más allá de lo que cuenta», dice la autora

04 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Elegir 50 libros es más difícil que diez. No es mojar los pies mirando un horizonte de literatura, sino irse metiendo poco a poco en un mar de razones personales. Los libros nos hacen cambiar, aunque solo sea de postura. Los 50 libros que me han cambiado la vida, de Llucia Ramis (Palma de Mallorca, 23 de abril de 1977), son en realidad bastantes más (es lo que pasa al meterse...), pero importa más el cuento que las cuentas. «Cada libro, en cada persona, tiene una historia más allá de lo que cuenta», explica la premio Anagrama por Las posesiones. «Cuando lees, aprendes a leer en los demás». Y a leerte a ti desde fuera. ¿Más de una vez no han vivido el verano del libro que estaban leyendo?

Ramis empieza por Rayuela (que recuerda junto a una piedra de costo en un piso de estudiantes en Barcelona), poco después viene La historia interminable («Lo leí un verano, encaramada a la rama de un viejo algarrobo...»), sorprende con Aquí, de Richard McGuire («Cuando te hayas ido, seguirá aquí»), con Amarillo, de Félix Romeo, con Fun Home, de Alison Bechdel, con El dedo en la boca, de Fleur Jaeggy. Cada reseña de estos más de 50 títulos favoritos es una pompa de jabón con una escena dentro, pedazo de vida, mordisco ligero. Lean si no es pose, si sienten esa necesidad que no apaga el deseo, si aman los libros más allá del ránking de los más atractivos y de la gloria de los clásicos muertos.

En estas páginas se van a encontrar a Cervantes, Primo Levi, Natalia Ginzburg, Lucia Berlin, David Foster Wallace, Stephen King, Anne Sexton, Roberto Bolaño, P.D. James, Margaret Atwood, Ana María Matute y Yuval Noah Harari, entre otros muchos. Pero no en fila en la estantería, sino de otra manera, cercana y mágica. Como si de pronto apareciesen a cenar.

Este recetario personal de literatura que calla e insinúa más de lo que cuenta nos invita a mirar a Kundera, por ejemplo, llevándose el tenedor a la boca en una terraza de París o nos arroja a la cama con un amante ajeno con Marcel Proust en la mesilla. Eso sí es un listón alto...

Ramis dibuja sus propias constelaciones de parentesco literario, reúne a Gamoneda con Valente, Fonollosa y María Zambrano («como si formaran un todo»,) y en otra «familia», a P.D. James, Cormac MacCarthy, Margaret Atwood y Kazuo Ishiguro con la selección de cuatro novelas que sirven todas ellas «de pronóstico».

Cada uno tiene sus diez o veinte o cincuenta o cien libros para una vida, que quizá varíen con el tiempo. Pero más que los títulos y autores que encontramos, seduce la mirada de Llucia Ramis, su clase con Vila-Matas convertida en relato, su anécdota con Roberto Bolaño («Vino hasta donde yo estaba, dijo algo que todos oyeron, y me enamoré»), esa forma de escribir verdades hondas como mirando a otro lado.

¿Cómo sabes que un libro te ha cambiado la vida? Cuando hay al menos una escena que no te puedes quitar de la cabeza, nos guía Ramis.

Este libro, como París, no se acaba nunca. No lo den por cerrado.