El compositor gallego formó parte de un equipo de Óscar y tuvo que abandonar los escenarios en su mejor momento, pero regresa con un brillante EP
12 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.La mala suerte golpea con acierto pese a su propia semántica relacionada con el azar. Solo así se podría explicar como un compositor como Nico Casal puede sufrir una lesión en su dedo corazón, justo cuando se encuentra en el mejor momento de su carrera, tras haber compuesto la banda sonora de un cortometraje ganador del Óscar, Stutterer, y estar nominado en los Premios Feroz por La Enfermedad del Domingo, para luego embarcarse en una gira internacional para presentar su primer trabajo discográfico, Alone (2019). Es ahí cuando su mano derecha dice basta.
Ahora, recuperado, el pianista gallego regresa con un EP brillante, , el primero de una serie que irá viendo la luz a medida que pasen los meses. Un recorrido solitario por teclas blancas y negras que parten de la improvisación en la búsqueda de melodías hermosas.
-Su obra llega con una pandemia mundial y su obligada cuarentena. No sé si este hecho le llegó a pillar a nivel compositivo.
-Uf, a ver... Habría que ir más atrás. Sí tiene que ver, pero su lanzamiento estaba previsto ya para el año pasado. La lesión lo cambió todo al complicarse. Es un EP que tenía ganas de que viera la luz y se podría decir que ahora era el momento adecuado de compartirlo.
-Usted, que parte de la improvisación, ¿cómo sabe cuándo da con la melodía adecuada, que tiene algo más entre manos?
-A mí me gusta empezar a improvisar con la grabadora al lado, grabarlo todo durante cuarenta minutos dándole vueltas a un motivo, a otro. Al día siguiente lo escucho y quizás encuentre algo interesante, también que haya algo que me enganche. En estas tres piezas del EP, lo que más me gusta es que parten de tres momentos muy distintos. Novo, por ejemplo, es una idea sobre la que he estado trabajando un año, dándole forma. Outubro, la más corta, es especial porque fue una improvisación que sale del 2009. Estaba ahí apartada, sin saber qué hacer con ella, pero al encontrarla de nuevo vi que podía sacarla ahora. Es una recreación exacta de la improvisación que hice en Vigo, en mi habitación, hace diez años.
-Ha optado por el sistema de publicación episódico, ¿es una adaptación a los tiempos que corren?
-Sí, quizás por intentar ser un poco más fresco. Tener tres temas y sacarlos, no esperar todo ese largo proceso que requiere un disco. Pensé que esta era una buena forma de compartir mis canciones sin tener que esperar dos años. Este volumen es solo piano, pero el segundo incluirá música electrónica, mientras que el tercero también tendrá voz. No sé, es una manera de también tener esa libertad de que a medida que trabajo puedo ir incluyendo nuevas cosas.
-A usted esa lesión le pilló en un momento mágico. ¿Cómo se vive un parón así?
-Fue un golpe muy duro. Había conseguido dar un paso en mi carrera en solitario y la experiencia estaba siendo maravillosa. Digamos que la lesión me vino en uno de mis mejores momentos y... el hostión fue grande. Estaba fatal, mentalmente fue muy duro y hubo momentos en los que... bueno, se llegó a temer por no recuperarme del todo. Lo cierto es que he perdido algo de agarre en ese dedo corazón, pero bueno, puedo seguir tocando. Menos mal. Tuve que tomarme las cosas con mucha calma, pero este 2020 ha empezado muy bien, trabajando en una nueva película y con el EP, así que...
-¿En qué película está trabajando ahora?
-Pues ya se puede decir; es una coproducción entre España, Argentina, Chile y Brasil. Se llama Wandering Heart, y está escrita y dirigida por Leonardo Breszicki. Es genial volver a este tipo de trabajo.
-¿Cómo se pone con ello? ¿Ve la película? ¿Lee solo el guion?
-Depende. Componer sobre guion me encanta porque es montarme mi peli.