Ana Merino: «Vivir es complicado, una trama de la que no puedes escapar»

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ANGEL MANSO

A la ganadora del Premio Nadal 2020 le encantaría, dice, «llevar lo universal a la maravilla peculiar que hay en Galicia»

10 mar 2020 . Actualizado a las 15:42 h.

Ana Merino (Madrid, 1971) cree en los libros como en los Reyes Magos. Lo dijo en enero, cuando recogió el Nadal por El mapa de los afectos (Ediciones Destino). Para la catedrática en escritura creativa en castellano en la Universidad de Iowa «la calidad creativa está en Galdós y en un buen cómic, y aquí tenéis a Miguelanxo Prado, una maravilla». La última galardonada con el premio literario más antiguo de España no escribe las dedicatorias con un boli. Tampoco con una pluma. Dentro del bolso lleva rotuladores y colores. Su debut en la novela es una trama coral en la que dibuja el paisaje humano que ha ido asimilando a lo largo de sus 25 años de aventura norteamericana. Con raíces en Ordes, de donde era una de sus abuelas, confiesa que siempre que se va piensa «en lo que escribió Rosalía: ''Adiós ríos/adiós fontes... adiós vista dos meus ollos/non sei cando nos veremos''. ¿Triste? Para mí era una mujer fuerte». Charlamos con ella en A Coruña, donde partició en el ciclo Somos o que lemos, en la Fundación Luis Seoane

La aventura americana

­-¿Por qué esa fe en los libros?

-La literatura es el espacio de la reflexión. Genera imaginación, esa intuición que puede desvelar algo. Las redes sociales lo que generan son impulsos de respuesta.

-Después de años escribiendo teatro y poesía, ¿por qué el salto a la narrativa?

-Llegué a la novela desde una madurez existencial. Conocía el espacio introspectivo del yo poético, pero cuando quise comunicar este mundo en el que vivía, vi que el espacio era la novela. Necesitamos recuperar la pulsión literaria del todos juntos.

-En medio de tantas dosis de crímenes en las novedades editoriales, se atreve con un alegato de la bondad.

-Es una materia prima con mucha intensidad literaria que puede alimentar la imaginación del lector. El Quijote es eso, un alegato de la bondad. En el libro hay crímenes e impunidad, pero en las novelas literarias, aparte de la acción, hay un espacio para la reflexión. ¿Qué habría pasado si no se hubiesen dado las circunstancias que llevaron a esa persona a cometer ese crimen? El acceso a las armas, vivir en una sociedad que no verbaliza las preocupaciones...

Me encantaría llevar lo universal a la maravilla peculiar que hay en Galicia

La escritora Ana Merino recibió en enero el Premio Nadal 2020 por su primera novela, «El mapa de los afectos» (Ediciones Destino). La gira de presentación la ha traído a A Coruña, donde partició en el ciclo «Somos o que lemos», en la Fundación Luis Seoane
La escritora Ana Merino recibió en enero el Premio Nadal 2020 por su primera novela, «El mapa de los afectos» (Ediciones Destino). La gira de presentación la ha traído a A Coruña, donde partició en el ciclo «Somos o que lemos», en la Fundación Luis Seoane ANGEL MANSO

-El feminismo, y falso feminismo, la situación del mundo rural, la guerra, la muerte... temáticas muy actuales con las que lidian sus personajes. Por afrontar, también tienen que aprender a afrontar la vida.

-Sí, vivir es complicado porque estás todo el día tomando decisiones, es una trama de la que no puedes escapar, que siempre te acompaña, y es trepidante.

-El escenario es esa América rural de carreteras infinitas que votó a Trump.

-Sí, pero Iowa, en las anteriores elecciones, se volcó con Obama. En EE.UU., y no solo allí, es muy importante cómo llegan los políticos al territorio rural. Hillary se dio baños de masas en su campaña en las metrópolis, donde ya tenía el voto asegurado. La calidad de vida en las ciudades no viene del aire, dependemos del entorno rural. Va a haber una reflexión muy seria sobre cómo hay que recuperarlo.

-Lo que sucede en una localidad de Iowa, ¿podría acontecer en otro escenario? Ya que estamos aquí, en Galicia, por ejemplo.

-Hay elementos específicos, pero la emocionalidad es universal. Lo literario tiene la habilidad de llevarnos a otros mundos y sentirnos acogidos en ellos. Me encantaría pasar un tiempo aquí, interiorizar esto y llevar lo universal a la maravilla peculiar que hay en Galicia.

Vi todas las versiones de «Ordesa» y cómo crecía «Alegría»

­-El debate sobre el proceso creador la acompaña en casa desde pequeña.

-Tengo una doble suerte. Mi padre [José María Merino] me daba sus manuscritos desde muy joven y me preguntaba: «¿Qué entiendes?». Manuel Vilas, de pronto, apareció en mi vida hace casi seis años. Vi todas las versiones de Ordesa y cómo crecía Alegría. América son las crónicas de sus viajes cuando nos conocimos. Es muy importante tener interlocutores que sepan leer y reconocer el estilo. ¡Y está mi madre, una lectora formidable!

-¿Tienen sentido hoy los libros?

-Las bibliotecas seguirán presentes por cómo han generado la tecnología, tan frágil, tan necesaria de actualización, tan pegada al consumo. Asumimos que la nube está ahí, pero, un día, a esa infraestructura le puede pasar algo, tener goteras. Un manuscrito no deja de funcionar. Además, hay mucha desigualdad. Damos por sentado que todos tienen la tecnología, y no es así.

-Lo próximo será...

-Otra novela. Transcurre entre España y Nueva Inglaterra, otro territorio donde viví, vamos a ver dónde nos lleva.