Rodrigo Sorogoyen: «Me avisaron: 'En Cans no hay glamur'. Les dije: 'Coño, pues eso es lo bonito'»

FUGAS

FUGAS

El director de «El reino» (siete Goyas) y de «Madre» (nominado al Óscar al mejor corto) es el invitado estelar del festival de Cans: «Voy a rodar en Galicia y de nuevo con Luis Zahera»

25 may 2019 . Actualizado a las 18:30 h.

Tuvo un febrero de lo más intenso. A principios de mes se llevó 7 Goyas por El reino, su trepidante thriller sobre la corrupción. Y a finales de ese mismo mes se vino de Los Ángeles sin el Óscar al que estaba nominado su corto Madre. No podía el festival de Cans contar con un invitado estelar más oportuno. Mañana a las 12 horas participará en un coloquio sobre su obra en la leira de Alicia.

-¿Qué hace un director como tú en un festival como éste?

-Pues mira, tengo muchas ganas de ir. Cuando me llamaron para invitarme me dijeron: «Oye, que esto no tiene ningún glamur». Coño, eso es lo bonito. Estoy bastante harto de ese falso y artificial glamur que rodea al cine y que nada tiene que ver con su esencia. Cans supone volver a los orígenes. Cine y espectadores, sin más. Creo que voy a estar muy cómodo allí.

-Te viniste a Galicia para escribir parte del guión de «El reino». ¿Por qué?

-En el proceso de escribir el guion hay un momento en el que Isabel (Peña) y yo nos separamos y nos vamos de Madrid. Y es cierto, yo me fui a Bueu porque allí había veraneado varios años cuando era pequeño. Y ya te adelanto, mi próximo largo es muy, muy rural y muy, muy gallego.

-¡Ah sí! ¿Qué más nos puedes contar?

-Solo eso [se ríe]. Que la voy a rodar en un pueblo de Galicia y que, por supuesto, Luis Zahera estará en el reparto.

-¿Por qué crees que «El reino» no funcionó en taquilla?

-Bueno, no funcionó como esperábamos. Hicimos millón y medio de euros, que es poco, y gracias a los Goya subimos 500.000 más. Pero, sí, yo esperaba haber llegado a los tres millones. ¿Por qué no funcionó? La realidad del cine en España es que cada vez va menos gente a las salas y que cada vez son menos las películas que funcionan. Y menos aún si son thrillers.

-Lo que ha pasado con «El reino» a nivel de recaudación ¿ha hecho que te replantees futuros proyectos?

-Yo creo que no. Hombre, lo tienes en la cabeza. Pero te aseguro que a la hora de escribir guiones no lo tengo en cuenta. Sería horrible que eso pasara. Yo me mantengo, supongo que erróneamente, en la utopía de que sea el espectador el que cambie y no que tenga que cambiar yo. Sobre todo si, como está ocurriendo ahora, el espectador está cayendo en la infantilización. No seré yo quien le dé argumentos para ello.

-«El reino» aborda una cuestión tan candente como la corrupción. ¿Hasta qué punto llega tu responsabilidad como cineasta con la realidad que te rodea?

-El cineasta, y en general el artista, tiene una gran responsabilidad. Y tiene que ser consciente de que la tiene. Eso no significa que todo lo que haga tenga que servir a una causa. Eso sería un coñazo, claro.

-Pero se está imponiendo la idea de que la creación artística tiene que ser blanca.

-No, eso es lo que no puede ser. La cultura tiene una mella en la sociedad y quienes la creamos tenemos que ser conscientes de la repercusión, para bien o para mal, que ello genera. Después, allá cada cual con su opción y su responsabilidad.

-¿Recibiste algún toque de atención tras «El reino»?

-No, no. Mientras hicimos la película ni se enteraron porque no éramos nadie. No es lo mismo que si la estuviera haciendo Almodóvar o Amenábar. Y después del estreno es que no se dieron por aludidos. Algunos me dijeron: «Oye, muy bien representada la corrupción, muy bien». Claro, es que ellos niegan la mayor. Es que ellos no se creen que son corruptos.

-Dices hablar con conocimiento de causa cuando señalas que en España no se valora la cultura. ¿Te sientes un «outsider»?

-No, no me siento nada outsider. Para bien y para mal estoy totalmente dentro del sistema. Pero eso no me impide acreditar que en este país no se premia a la cultura. Acabo de coproducir el largo de Madre con Francia y allí es totalmente distinto. Los franceses tratan bien a la cultura porque saben que es un negocio y que le va bien al país, pero sobre todo porque son conscientes de que una sociedad sin cultura no es nada. Y eso lo sabe desde el campesino hasta el empresario de derechas. Aquí en España eso no lo ha asumido ni siquiera mucha de la gente que trabaja en el cine.

-Hablas de «Madre», la película que estrenas este año y que has hecho a partir del corto nominado al Óscar. ¿Es muy distinto convertir un corto en un largo a hacer un guion y una peli desde cero?

-Es cierto que a veces es más fácil partir de cero, pero en este caso no, porque hemos sido muy libres. El corto tenía un final muy abierto y a partir de ahí yo podía imaginar lo que quisiera. Y efectivamente así ha sido. No he tratado de alargar el corto ni de explicar sus porqués, sino que he tomado el corto como la primera escena de otra película.

-Con la perspectiva de tres meses, ¿cómo valoras la experiencia de los Óscar?

-Todavía es pronto para contestar pero es cierto que últimamente me gusta recordarlo. La experiencia fue un poco monstruosa y fuera de lugar pero divertidísima. Y la agradezco, por supuesto. Pero creo que aún me falta tiempo para valorar que, joder, es que he estado nominado a un Óscar con un corto hecho en una casa entre colegas. Es muy heavy.

-¿Cuál es tu postura respecto a la relación entre el cine y plataformas?

-Mi postura es que quien no quiera trabajar para plataformas, por los motivos que sea, que no trabaje y que quien quiera hacerlo, lo haga. Yo lucharé por que el cine se estrene en salas de cine. Pero si algún día deja de hacerse, que yo creo que no, será porque la mayor parte de la sociedad ha preferido eso. Estamos en un momento de cambio en el que todo se está reacoplando y eso me parece sano. Lo más importante es que haya diversidad y no darle a nadie todo el poder.