Serrat: «Mi padre me marcó más de lo que yo pensaba»

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Regresa a Galicia para revisar los temas de «Mediterráneo», diez joyas que nunca han caído de su repertorio, pero que ahora aglutina para celebrar los 47 años de ese mítico disco

26 jul 2018 . Actualizado a las 16:21 h.

Tiene alma de marinero, él mismo lo confiesa, por eso ha vuelto a surcar los mares para revivir la travesía por el Mediterráneo. Esa ruta que emprendió en los años setenta y de la que no puede huir. Ni quiere. Solo tiene gratitud para esa letra que le ha regalado, y le sigue regalando, una conexión especial con el público. Pero hay mucho Serrat (Barcelona, 1943) antes y después de esta obra maestra.

-Cincuenta años después, vuelve a navegar por el Mediterráneo, ¿cómo lo ve?

-No, no, son 47. Los casi dejan márgenes que son muy importantes. Las canciones van navegando por este mar de música, y se conservan y emocionan mucho más que el mar real. Están mejor conservadas las canciones que el mar. Los temas están en perfecto estado, en cambio el mar lo tenemos deteriorándose constantemente.

-En esta gira, que le traerá a A Coruña y a Vigo, desgranará «Mediterráneo» de principio a fin, ¿qué sensación le produce ver que las letras siguen vigentes más de 40 años después?

-Realmente son canciones que he seguido cantando durante todos estos años, y lo que he hecho ha sido agruparlas y tocarlas unas detrás de otras, como quien está escuchando el disco. Si lo he hecho es porque tengo la certeza de que están absolutamente vigentes, están en plenitud.

-Esta gira que lleva el apodo «Da Capo» le hace volver a sus orígenes. ¿Le trae muchos recuerdos? ¿Se ha puesto muy nostálgico?

-Hombre... me reactiva la memoria, sin duda. Todo lo que uno hace relacionado con el pasado y con una introspección tan poderosa como es la de un disco que fue y ha sido durante tantos años tan respetado, tan querido... Hay muchas voces que te están hablando, que no están explícitas en las canciones pero que están dentro: el tiempo en el que se hizo el disco, el momento en el que creció, las circunstancias que atravesó... Todo eso al autor, o sea a mí, es algo que me afecta, bueno... me aporta emociones. Yo lo agradezco porque esta aportación emocional es la que me hace ser capaz de mandar esta emoción a la gente y de compartir este viaje.

-Tiene que ser muy gratificante que las generaciones de hoy en día se sepan de pe a pa «Mediterráneo» o «Lucía», por ejemplo.

-Sí, claro. El éxito es pasar de generación en generación, que las canciones sean capaces de pasar de una a otra hasta el punto de que igual con el tiempo se olvide hasta el nombre del autor y la canción siga viva.

-Imposible olvidar a Serrat.

-No sabe usted las cosas que pasan con el tiempo. Por su voz presumo que es joven.

-Pero yo crecí con usted en casa. Y eso marca también.

-Evidentemente que sí, e incluso la música que no nos ponen nuestros padres también nos marca.

-Le pasa con «Mediterráneo» o con otras canciones que ha repetido concierto tras concierto que el público no las perdona y que uno las canta porque las tiene que cantar.

-Entiendo lo que me dice, es más, he escuchado a muchos compañeros míos que hay canciones a las que les tienen mucho que agradecer porque les han facilitado mucho el contacto con la gente y las maldicen, no les gustan. A mí cuando me piden cantar Mediterráneo o cuando siento que esta canción está compartida con la gente de una manera emocionante... en ningún momento se me ocurre pensar que mi vida está detenida por Mediterráneo, ni que en mi vida no han ocurrido más cosas desde el año 1971. Desde que hice Mediterráneo hasta la fecha habré escrito un par de centenares de canciones y algunas de ellas de mucho éxito, por tanto yo me siento muy a gusto con las canciones que me han hecho posible seguir escribiendo a lo largo de mi vida y que me han hecho tener una relación con la gente, unos sentimientos compartidos, un contacto que no se pierde. ¡Cómo voy a sentirme molesto por tener que cantarla!

-¿A «Mediterráneo» le tiene un especial cariño o es una más?

-Gratitud.

-¿Por todo lo que le ha dado?

-Sí, gratitud por todo lo que me ha dado la canción, pero también le tengo gratitud a la vida por haberme dado un momento inspirado para escribir una canción como esta.

-Tiene por delante más de 100 actuaciones entre España, América, Europa...

-¡Ya llevo 20!

-Ya queda menos entonces.

-Pero a mí me sabe mal, cada una que hago es una que se borra. No hago las giras pensando en llegar a la última. No, no, para mí es todo como un viaje, lo importante no es el viaje, lo importante es el camino. Lo importante no es cuántos conciertos llevo hechos, sino en qué lugares he estado y a qué lugares iré, esto es lo que hace realmente el camino.

-Incluso cumplirá los 75 años durante esa gira, sobre los escenarios.

-Bueno, espero cumplirlos en mi casa o en un rincón más familiar, porque no me coincide con ninguna actuación.

-Me refería en activo.

-Y espero cumplir algunos más.

-¿Usted es de los que mueren con las botas puestas o de los que piensan que una retirada a tiempo es mejor?

-Depende, si te encuentras mal, si lo que estás haciendo no te conmueve, si no te sientes acompañado por la gente, lo mejor es salir; ahora, si estás a gusto, y cada vez que subes al escenario es el inicio de una fantasía y la relación con la gente es un nuevo día de comunión, y sobre todo, si la naturaleza te lo permite, yo soy partidario de seguir dando pedales.

-Hace poco, hablando con Miguel Ríos sobre gustos musicales, me sorprendió mucho que estaba muy puesto en la escena alternativa de hoy en día: Vetusta Morla, Izal... ¿A usted le pasa lo mismo?

-En estos momentos escucho, por un lado, lo que la vida me va ofreciendo, a veces ni siquiera sé cómo se llaman los que cantan, en otros casos sí; y en general, cuando estoy falto de oír música, más que buscar descubrimiento, que eso ya me lo proporciona filtrado la vida, la radio, mis hijos... busco a mis viejos compañeros, aquellos que desde que empecé a escuchar música me han emocionado, me han enseñado el oficio de escribir, de cantar, al fin, de vivir. Recurro a ellos, son unos grandes cómplices. Me importa mucho más esto que andar de gamusino, buscando oro que seguramente no encontraré, prefiero que sean otros los gamusinos...

-¿Se siente un referente moral de varias generaciones?

-En absoluto. Bastante tengo conmigo.

-Y para transmitir tanta ternura, uno tiene que tener un vínculo familiar muy grande, ¿no?

-Eso no lo sé, evidentemente yo vivo en una estructura familiar muy sólida, lo fue la estructura de la que yo vengo, y lo es la que he sido capaz de crear y de mantener. No sé si se pueden hacer las cosas de otra manera, yo no podría, me costaría mucho iniciar un camino moral y ético distinto al que yo tengo hasta ahora.

-Su madre le marcó mucho.

-Mi madre me marcó mucho y mi padre me marcó mucho más de lo que yo pensaba. El recuerdo con mi padre y la gratitud con él es cada día mayor, en la medida que voy descubriendo la humildad en sus actitudes y en su manera de convivir con nosotros. Y también hay mucha gente que poco o mucho nos va dejando su huella, y nos va moldeando de alguna manera para que al final sea realmente la vida la que nos hace de una forma o de otra.

-El mejor fotógrafo musical de los últimos 50 años, ¿qué necesita primero, la música o la letra?

-Yo hago canciones y las canciones las conforman ambas cosas, sin lo uno nunca me salió bien lo otro. Yo he escrito canciones utilizando todo tipo de sistemas para completar la idea. Hacerlo a partir de la letra, lo he hecho y puede ser, pero es muy difícil. Aunque todavía es más difícil ponerle letra a una música. A mí me ha gustado trabajar un poco como el pintor que parte de un boceto y luego va moviendo este boceto en dibujo y en color según lo que el cuadro le va sugiriendo. Es más, en muchas ocasiones yo he terminado canciones que poco tenían que ver con la canción inicial, he ido jugando, quitando, poniendo... Una de las cosas lindas que tiene esto es el juego que puedes tener con las palabras y con la música sin ligarte de una forma definitiva o lo menos posible.

-Otras veces la letra viene en forma de poemas, de grandes como Machado, Hernández, Benedetti, ¿sigue releyendo para ver si hay algún texto que le inspire de nuevo?

-Sí, esto es tremendo, constantemente porque cada lectura me va proporcionando algún descubrimiento, una nueva visión de un lenguaje, cada vez vas viendo cuántas cosas olvidaste en previas lecturas, por eso son buenos...

-¿Y algún poeta contemporáneo, actual, que se haya puesto en contacto de alguna manera porque le encantaría que le pusiera voz a sus textos?

-Bueno, a veces a alguien le hace ilusión que una cosa así ocurra, pero normalmente son conversaciones de anochecer, que siempre hay alguien que en caliente habla de estas cosas, pero bueno... yo siempre estoy abierto a todos los proyectos, y de vez en cuando me decido por alguno.

-¿Se siente orgulloso de haber hecho trascender la canción popular?

-Me siento modestamente feliz de haber colaborado junto con otros muchos compañeros a conseguir que la canción popular tuviera un tono en la sociedad y un respeto en las áreas intelectuales que la hicieran colocarse a la altura de otras artes y ser dignas de recibir menciones públicas y privadas que hace 50 años nos hubieran parecido fantasías.

-Esta vez sale de gira, acompañado de su banda, pero atrás quedan esas salidas con Miguel Ríos, Víctor, Ana, Sabina... Tiene que haber mucha química y estar muy engrasados para que esto cuaje, ¿no?

-Nosotros, tanto Joaquín como Víctor, Ana y Miguel, hemos repetido. Es una experiencia que no basta con que ocurra aquello de llevarse bien, tienen que coincidir muchas cosas: una relación de muchos años, que sepa cada quien quién es cada cual, que se conozcan un poco a calzón quitado, y que haya algo más, bastante más que cariño. Esto te lleva al respeto hacia el otro y a trabajar con un compañero como trabajarías contigo mismo. En fin, yo tengo una experiencia muy buena con todos y con cada uno por separado, siendo todos y cada uno tan diferentes como son. Y tan adorables.

-Y tanto que funciona, ¡que cada vez que se juntan es un éxito!

-Funciona lo nuestro, porque si quedamos el domingo para ir a cenar también funciona. Nos vamos a reír y vamos a disfrutar del tiempo compartido, de la memoria, de los recuerdos, del presente, de un presente que en muchísimos aspectos estamos tan unidos... Esto se acostumbra a llamar amistad, amor.