«Soy un actor loco, me divierte mucho jugar a pasarme»

FUGAS

El teatro le corre por las venas. Nació y creció entre tablas. Su más reciente éxito es una comedia cuyo punto de partida es una pregunta que tardarás en quitarte de la cabeza

06 nov 2017 . Actualizado a las 17:31 h.

Parte El Test de una pregunta tan clara como demoledora. ¿Qué prefieres, cien mil euros ahora mismo o un millón dentro de diez años? Así de simple, así de difícil.

Ese dilema desencadenará en las dos parejas protagonistas toda una trama de enredos y verdades escondidas que sacarán lo peor de cada uno de ellos. Luis Merlo protagoniza por segunda temporada esta exitosa comedia en compañía de Antonio Molero, Maru Valdivielso y Marina San José.

-Pocas veces el planteamiento de una obra es tan sencillo pero tan eficaz.

-Sí, pero tiene trampa. Detrás de esa pregunta se abre un planteamiento sobre una historia universal que es la de las relaciones humanas. El inicial pájaro en mano o ciento volando se va transformando a través del humor; es una reflexión sobre las relaciones entre cuatro personas que son amigas o parejas desde hace décadas y nunca se han preocupado de cuánto hay de verdad en ellas. No es una obra tan inocente como parece.

-Y usted, ¿es más de pájaro en mano o de ciento volando?

-Yo he sido siempre una cigarra, un soñador. Yo soy de doscientos mil volando. Y en mano déjame un libro que yo me apaño.

-¿Está hoy el dinero por encima de todas las cosas, incluso de las relaciones?

-Hoy el dinero es el absoluto mandatario. Desafortunadamente en nuestra sociedad el tiempo de soñar pasó y se ha quedado solo para un muy pequeño reducto de la sociedad que entendemos que emprender cualquier aventura tiene que ver con el deseo, la poesía y el romanticismo.

-Porque al final, ¿todos tenemos un precio?

-Eso es lo que plantea esta función y desafortunadamente parece que sí. Pero como decía el sabio, no me importa no tener dinero, lo que me importa es el tiempo que pierdo buscándolo. Y el tiempo en el siglo XXI en un bien muy preciado como para renunciar a él.

-Si esta pregunta de los cien mil o el millón se hubiese hecho hace 20 años, ¿cree que las respuestas habrían sido muy diferentes a las actuales?

-Seguro que sí. Por eso El Test es una bofetada. Hace 20 años el final de esta función sería impensable. Y hasta ahí puedo leer.

-«El Test» plantea una decisión trascendental que va a determinar la vida de quien la toma. ¿En alguna ocasión ha tenido una sensación similar?

-Yo creo que todos podemos reconocer alguna decisión que tomamos y que fue trascendental. Yo soy bastante torpe y quizá no tuve consciencia de que fuese así en el momento pero con el tiempo entendí que sí. En cualquier caso, para mí más importante que las grandes decisiones es no equivocarme en esas muchas otras que tomo a diario.

-¿Dedicarse profesionalmente a ser actor fue una decisión trascendental?

-Esa decisión la tomó la vida por mí. Imagínate, yo celebré mi Primera Comunión en el mismo escenario en el que estrené Calígula con 28 años. Además, yo vivía en una España oscura y cuando llegaba al teatro todo era luz y libertad. Yo ya desde muy niño quería pertenecer a aquel mundo.

-Tras años de ausencia aceptaste que tu personaje regresara a «La que se avecina». ¿Qué te da la televisión?

-Por lo distinto que es el mecanismo de la tele respecto al del teatro me interesa mucho vivirlo. Yo soy un actor loco. Y me divierte mucho jugar a pasarme, aunque sé que en este trabajo que hacemos me condena de cara a algunas personas. Pero para mí La que se avecina es una liberación maravillosa.

-No puedo acabar sin trasladarle la pregunta del millón. ¿Qué elegiría?

-Pues mira, cuando empecé a ensayar esta función pensaba que claramente esperar al millón de euros era lo más inteligente. Ahora mismo, depende del día en que me pilles y de dónde me pilles.

Soy más de ciento volando, en mano déjame un libro y me apaño.