Malpica-Niñóns, primera etapa de la ruta de los faros

Juan Carlos Martínez EN EL COCHE DE SAN FERNANDO

FUGAS

27 ene 2017 . Actualizado a las 05:10 h.

En Galicia hay dos grandes rutas de los faros, una en el norte, a partir de Ribadeo, y otra en la Costa da Morte. Vamos a hacer la primera etapa de esta segunda, 22 kilómetros de vistas impresionantes entre Malpica y la playa de Niñóns, en el concello de Ponteceso.

La caminata comienza en Malpica, vieja villa ballenera y ejemplo del no-urbanismo que dejó el desarrollo repentino de los sesenta. De pronto hubo dinero para edificar sobre solares mínimos, y el resultado fue este crecimiento abigarrado y caótico, preferido a la armonía famenta de las pobres casas do pincho. La armonía se recupera un poco a espaldas del pueblo, camino de Seaia. Allí las casitas son cubos de una planta, agachadas para no sufrir el castigo del viento. En la playa, las crebas muestran lo que pasa por este mar: hay nasas del pulpo y basura trasatlántica.

Subimos al monte que da a Malpica cobijo de la surada. Es el de San Adrián, un santo que anduvo por aquí a vareadas con las serpientes del paganismo. También vino Santiago Matamoros, y hay huellas de su paso. Su caballo blanco, de una coz, lanzó al mar un peñón que aún se ve junto a punta Nariga.

Como el día está frío, hacemos trampa y nos saltamos el resto de la ruta. Acabamos en Niñóns, la extraña playa de dos fases: arenal, laguna y de nuevo arenal. Los montes de los flancos están amarillos. Extraña que los tojos florezcan en enero. ¿Es el cambio climático? ¿Sufrirán estrés las plantas sin la pausa invernal?

En la fuente de San Xoán cogemos agua. «¿Se puede beber?», preguntamos a un paisano. «¿Que se se pode?», nos dice, con una sonrisa orgullosa; «poden levar a que queiran». Tienen suerte en Ponteceso, aún les sale agua limpia de las fuentes.