«Estoy para más trotes de los que imaginas»

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Tiene al público de su lado y con ese impulso no ha dudado en subirse al escenario con una «big band» para cantar temas clásicos, dice él, al estilo «crooner»: «El swing es algo innato en mí, yo canto a Sinatra desde que era un chaval». Tiene humor.
El jueves, 22 de diciembre, a las 22.30, actúa en el Palacio de la Ópera de A Coruña.

16 dic 2016 . Actualizado a las 05:20 h.

El último reto de Bertín Osborne ha sido lanzarse a cantar al estilo Sinatra, con una big band de 24 músicos, en un espectáculo -asegura él- que hoy en día resulta muy difícil ver en vivo. “Creo que hemos montado algo impresionante”, añade con esa actitud positiva que lo caracteriza y que lo ha llevado a “seguir ahí” treinta años después de aquel “Buenas noches señora, hasta la vista”.

-Haces un disco dedicado a las mujeres ¿eres un valiente o un inconsciente?

-Yo canto porque lo paso fenomenal para todos los que quieran disfrutar un rato conmigo. Hombres o mujeres.

-¿Crees que nosotras somos un público más exigente? ¿Hay diferencias?

-Todo el público es exigente. Si pagan para verte es por afición, cariño, curiosidad o interés. Tú tienes la obligación de no defraudarles. Yo lo disfruto como el que más. Por eso suele salir bien siempre.

-Llevas desde 1980 dedicándote ininterrumpidamente a la música. ¿Cómo lo has conseguido?

-La clave de una carrera sólida es tener afición, gente buena alrededor, ser constante y, sobre todo, trabajar muchísimo. Aquí nadie te regala nada. Estar en boca de todos y en el ojo del huracán a veces acaba con las carreras más sólidas. A mí me han hecho mucho más fuerte.

-Supongo que al igual que mucha gente apostó por ti, otra mucha no daría ni un duro. ¿Te has encontrado con alguien que te haya dicho ‘me equivoqué contigo’?

-Si tuviera que contar los que no creyeron en mí en el 81 serían legión y me faltarían horas del día. Lo cierto es que siempre me ha dado igual. Nunca me he preocupado de lo que dijera nadie. Siempre tuve claro cómo hacer las cosas, me equivocara o no. La vida es así en general. Al final la balanza se inclina hacia un lado. El mío ha sido positivo. Ahora “todos” me lo decían cuando empezaba...

-¿Quién es hoy tu primer fan?

-Mi hijo Kike.

-En este concierto llevas una «big band», ¿qué diferencia encuentras con este tipo de espectáculos? ¿Qué va a ver el público que lo distinga?

-La big band viene conmigo siempre ahora, pero también lo hacen, los mariachis. Son 24 músicos tocando juntos y por separado. Creo que hemos montado un espectáculo impresionante. De los que son difíciles de ver en vivo. Recomiendo que no se lo pierdan.

-Interpretas canciones clásicas, conocidas por todos, ¿cuál es tu favorita del repertorio?

-My Way.

-¿Algún registro en que te sientas más cómodo?

-Me siento cómodo cantando en general. La música que hago ahora es fantástica, pero también lo son las rancheras y la que más me gusta hacer es la country.

-Paralelamente a tu carrera como intérprete, has llevado una como “showman” y comunicador. ¿Crees que eso te ha acercado al público y esa popularidad arrastra a la gente a tus conciertos? ¿O tienes un grupo de seguidores fiel?

-Todo influye. El estar constantemente en los medios te puede quemar, o al menos eso dicen, pero yo creo que a mí no me ha ocurrido. La gente acaba conociéndote y conectando contigo. Tener éxito en otras facetas artísticas (televisión, teatro...) es fantástico porque al final la gente te acepta como eres porque te conoce.

-El otro día un compañero sugería que en los conciertos cada vez el público pide menos bises. ¿Eso de “otra, otra” ha ido a menos...?

-No se me ha ocurrido pensarlo. Yo canto máximo dos bises porque creo que es mejor dejar a la gente con algo de ganas que harta. Hace años los cantantes clásicos hacían conciertos de 3 horas y eso es algo impensable para mí. Entiendo que cada vez pidan menos bises. ¡Están locos por irse a casa!

-¡Te hemos visto a despeñarte en una pista de esquí por una mujer en YouTube! ¿Estás para esos trotes todavía?

-Estoy para más trotes de los que imaginas. Tirarme por una pista de esquí es una broma. Por una mujer me tiraría por una cascada si mereciera la pena... pues solo faltaría.

-Te has enfocado al estilo «crooner» ¿Ha tenido alguna dificultad para ti?

-Dificultad ninguna. Yo canto esta música desde que era un chaval. Para mí es muy fácil. Me estudiaba los conciertos de Sinatra, Dean Martin... El swing de esta música es fantástico y para mí es innato.

-Tu carisma es indiscutible. ¿Pero tienes alguna superstición al subirte a un escenario?

-Absolutamente ninguna. Salgo de un salto a divertirme. Solo eso.

-El otro día Miguel Bosé nos contaba que con los años no ha ido perdiendo los miedos, sino que nunca han desaparecido del todo. ¿En tu caso ha sido así?

-Puede parecer increíble pero desde mi primer concierto en el año 81 vengo diciendo que nunca he sentido nervios o presión. Nunca, jamás. Muchos compañeros no se lo creen, pero es la verdad. ¿Qué hago?

-Te has convertido en un personaje familiar, sin apellido. Ahora eres Bertín. ¿Sientes que ese es tu fuerte? ¿Tu cercanía?

-Creo que en eso tiene la culpa la televisión. Es verdad, lo siento así. La gente es muy cariñosa conmigo por la calle y eso es maravilloso.

-¿De dónde surgió eso de “Buenas noches, señora; recuerdos a su señor”?

-Volvía a casa a las cuatro de la madrugada en Jerez y venía en el coche tarareando la melodía. La letra fue una cachondada que nunca estuvo dedicada a nadie, aunque mucha gente crea que sí.

-Estás más delgado, y en tu programa asumiste que ibas a hacer el reto “Men’s Health”. ¿Lo has conseguido?

-He perdido 10 kilos y estoy en ello. El problema es que hay que dedicarse durante al menos tres meses con entrenador. Yo no estoy ni tres días en el mismo sitio, así que es muy difícil entrenar con una rutina y para hacer eso es imprescindible.

-Últimamente te vemos sobre todo en el supermercado, por la marca de todos tus productos. ¿Es a beneficio de tu fundación?

-Esa empresa ayuda a la fundación, pero es un negocio que espero que sea importante algún día y pueda asegurar el futuro de mi hijo Kike.