La semana pasada empezaba a rondar por Internet una oferta curiosa. The Vinyl Factory recogía un anuncio publicado en el portal Craigslist en el que un hombre pone a la venta la colección de vinilos de su padre. Hasta ahí todo normal. Pero es que el difunto progenitor del vendedor atesoraba la nada desdeñable cifra de más de 200.000 vinilos en su casa, que parecía la cueva de Alí Babá. En total son alrededor de 160.000 singles y algo más de 50.000 elepés, según el ofertante. Eso sí, admite no tener ni la más remota idea de lo que puede haber ahí, de qué estilo son los discos, qué artistas se pueden encontrar o de qué época proceden. «No puedo decir qué es lo que hay, pero probablemente esté todo lo que podáis imaginar», cuenta en la oferta. Muy mal gusto debería tener el padre para que entre tanta cosa no haya algún disco bueno, pero, ¿quién se atreve a comprar tamaña colección a ciegas? El lote se vende de forma indivisible y el precio de partida no está nada mal: 350.000 dólares. Eso sí, no los envían, hay que ir a recogerlos a casa de su padre. ¿Algún interesado?