«Cuatro novelas sobre la crisis son suficientes, estoy cansado»

FUGAS

Mariluz Ferreiro

La crisis griega según Márkaris. El escritor envió a la primera línea del hundimiento a su hijo literario, el comisario Kostas Jaritos. Así hurgó en las heridas de su país. Cierra ese capítulo literario con «Hasta aquí hemos llegado», que llega ahora a España. El grupo Griegos de los 50 reivindica varias muertes en una Atenas asfixiada hasta el límite. Márkaris le pone el punto y final a su propia crisis. Pero Jaritos no se jubila

03 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Algunos dicen: "Petros siempre está enfadado". Claro que estoy enfadado». Petros Márkaris (Estambul, 1937) no disimula su ira y su cansancio. La raíz de ambos está en la crisis griega. Él la ha sufrido doblemente. En su rutina vital y en la literaria. Su serie sobre la debacle helena nació como una trilogía. Pero acabó escribiendo cuatro libros. El título del último, que llega ahora a España, no puede ser más elocuente. Hasta aquí hemos llegado.

-Usted ya empezó a retratar el germen de la crisis antes de iniciar su trilogía. 

-El principio del desastre son los Juegos, la cumbre de la megalomanía. Lo cuento en la novela Suicido perfecto. La gente me decía que era un pesimista. Han pasado diez años y todavía no hay cifras oficiales de lo que se gastó. Prácticamente todas las instalaciones están en ruinas. No fue decisión de los alemanes organizar los Juegos, fue nuestra decisión.

-Con el agua al cuello abrió la serie de la crisis centrándose en los bancos.

-El gran problema, que cuento en esa obra, es que los bancos enviaban créditos por correo a la gente. Ocho de cada diez griegos cogieron ese dinero. Y se disparó la deuda. Y de eso es responsable también nuestro Gobierno.

-Pan, Educación y Libertad fue una declaración de guerra a la generación de la Politécnica, la de los estudiantes que se enfrentaron a la dictadura de los coroneles en Grecia.

-Esa generación tiene una gran responsabilidad en lo ocurrido en Grecia. Después de la caída de la dictadura llegó el Pasok, que era un partido nuevo. Sus líderes no tenían que ver con la guerra civil ni con el período de posguerra. La gente dijo: «No tienen responsabilidades, votemos por ellos». Pero instauraron un sistema de corrupción y de clientelismo. El asesino de mi libro Paz, educación y libertad está basado en una persona real. 

-¿Y vive?

-Viene muy a menudo a esta cafetería [Poems and Crimes, en Atenas]. Cuando se publicó el libro, gente de la generación de la Politécnica lo llamó y le dijo: «¿Sabes? Márkaris ha escrito sobre ti y te ha convertido en un asesino». Entonces él se puso en contacto con mi editor y este le dijo que tenía el derecho a venir a esta cafetería, que es suya, gratis. Le dio las gracias. Le dijo: «Sé que escribisteis sobre mí, pero no estoy enfadado». Una tarde, hace unos meses, él estaba sentado aquí, en esta cafetería, hablando con unos amigos. Se acercó a mí, me abrazó y me dijo «muchas gracias por todo». Me conmovió. Porque él es una víctima de su generación, la generación de la Politécnica, que acabó siendo un desastre. Es así. Lo siento. Soy escritor, no político, tengo que decirlo. 

-Sin diplomacia.

-No la necesito.  

-¿Y qué aporta Hasta aquí hemos llegado, el libro que se lanza ahora en España?

-Mi primera novela de la serie de la crisis trataba sobre los bancos. La segunda, sobre la evasión fiscal. La tercera, sobre la generación de la Politécnica. Cuando acabé, pensé: «¿Dónde está la gente común, la gente como Jaritos?». Necesitaba una novela sobre la crisis en la que los protagonistas fueran gente común y es esta.

-Comenzó la serie de la crisis como una trilogía. Pero este es el cuarto libro. ¿Se cierra el ciclo?

-Esta es mi última novela sobre la crisis.

-¿De verdad?

-Sin duda. Créame, esta es la última. Escribir sobre la crisis es agotador. Todo el mundo en Grecia tiene a alguien en su familia que está sufriendo, a alguien que está en el paro, a alguien que tenía una pensión de 800 euros y ahora es de 400, como mi propia hermana. No es fácil escribir sobre cosas que te afectan personalmente. He escrito cuatro novelas sobre la crisis y son suficientes. Estoy cansado. Ahora voy a escribir sobre otras cosas.

-Ha comentado que su próximo libro será sobre la Grecia de los buenos tiempos. 

-¡Todavía no puedo hablar! Es demasiado pronto.

-Pero en su siguiente novela estará Kostas Jaritos.

-Sí, estará Kostas Jaritos. 

-¿Le augura una vida muy larga a Kostas Jaritos?

-No lo sé. ¿Pero cree que con esta crisis voy a parar a Jaritos? El final de la crisis en mis novelas no es el final de Jaritos.

-Cultiva la novela negra mediterránea y dice que es muy distinta a la nórdica, ¿en qué?

-Son muy diferentes. Los crímenes de las novelas nórdicas suelen ser más brutales. Los mediterráneos no tenemos esa necesidad, porque no hace mucho tiempo hemos tenido nuestros propios dictadores, torturadores... de todo. Una vez Arne Dahl, un escritor nórdico que me gusta mucho, me dijo: «Vosotros nunca tuvisteis la ilusión de vivir en una sociedad ideal, pero nosotros ahora tenemos que decirle a la gente que no vive en una sociedad ideal, que eso es falso». Y tiene toda la razón.

-¿Qué suele leer usted?

-Leo muchísimo y de todo. La verdad es que leo muchas publicaciones de reseñas, como The London Review of Books. Vamos, que no leo solo novelas de crímenes.

-¿Algún autor español que le guste?

-Muchos. Me gusta Javier Cercas. Y también Javier Marías. El problema es que no puede leerlos en español, tengo que hacerlo en francés, en inglés o en alemán. 

-¿No los lee en griego?

-En griego menos, porque en Grecia se editan más tarde y no quiero esperar.

-Usted también se declara fan de Vázquez Moltalbán. 

-Me gusta mucho, sí. 

-¿Sabe que Pepe Carvalho es de origen gallego?

-Lo sé, lo sé. Yo estuve en Galicia, en Santiago de Compostela. Una ciudad muy bonita, aunque llueve mucho,.

-¿Cómo ha afectado la crisis a la cultura en Grecia?

-Los jóvenes escritores sufren mucho. Las ventas se han desplomado y es más difícil para los editores arriesgarse con nuevos autores. Lo curioso es que los griegos aún van al teatro. Los teatros están llenos y eso es muy bueno.

-Ha puesto punto final a la crisis en sus libros. ¿Cuándo finalizará la crisis en Grecia?

-No lo sé. No es un asunto solo de Grecia, es un problema de toda Europa.