«Muerte por agua», Kenzaburo Oé

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Kenzaburo Oé
Kenzaburo Oé Juan Lázaro

El escritor japonés vuelve a valerse de su máscara literaria para explorar tanto los años finales de la segunda guerra mundial en su país como la relación entre padres e hijos a través de los suyos

27 ene 2015 . Actualizado a las 03:00 h.

La literatura japonesa cuenta con una convención que se denomina watashi, un tipo de narración del yo, en la que el autor habla de sí mismo y de sus circunstancias. Premio Nobel en 1994, Kenzaburo Oé (Ose, 1935) se ha acercado a este género a través de una máscara, la del también escritor Kogito Choko, presente en varios de los libros de Oé y con el que se reencuentra el lector en este Muerte por agua, que toma su título de un verso de La tierra baldía de T. S. Eliot, una de las figuras occidentales que aparece en el libro, además de Maurice Sendak, Edward Said o Beethoven.

«Muerte por agua» de Kenzaburo Oé
«Muerte por agua» de Kenzaburo Oé
Kogito emprende un viaje físico y en el tiempo cuando recibe un baúl de cuero rojo que perteneció a su padre y que guarda en su interior material con el que el escritor espera retomar una novela que inició hace años y dejó tras el primer capítulo. Pero el baúl actúa aquí más como un Macguffin que como un contenedor de secretos con los que todo escritor sueña para construir una historia brillante que se explique a sí mismo y su tiempo. Kogito/Oé reconstruye los años del final de la guerra, en los que su padre se quitó la vida por no querer aceptar la rendición. Pero la línea paterno/filial también baja una generación, con el hijo del autor, Akari, un enfermo mental que protagoniza páginas conmovedoras como las relativas a las partituras enviadas por Said, marcadas por el dolor de la incapacidad para comunicar. Una novela sobre la familia y sus herencias y la literatura para explorarlas.