Johnny Deep: «Quiero hacer un documental sobre la filosofía de Keith Richards»

MARÍA ESTÉVEZ

FUGAS

Johnny Deep en «Into the Woods»
Johnny Deep en «Into the Woods» cedida

Johnny Deep estrena «Into de woods», un musical de Rob Marshall sobre los cuentos de los hermanos Grimm en el que interpreta al lobo de Caperucita

27 ene 2015 . Actualizado a las 02:33 h.

Johnny Depp vuelve a los cines con Into The Woods, un musical que intercala historias de los hermanos Grimm y en el que interpreta al lobo de Caperucita, dirigido por Rob Marshall, director de Chicago y Piratas del Caribe: en mareas misteriosas.

-¿Qué le atrajo del filme? 

-—Me entusiasmó la idea de crear el personaje del lobo. Para mí fue un honor, no solo por volver a trabajar con Rob y con John de Luca.

-¿Le gustó la idea de cantar en una película?

-No es la primera vez que canto en un musical, lo hice en Sweeney Todd hace siete años. Cuando alguien como Rob cree en ti para interpretar un personaje como el lobo y cantar en su filme, cuesta negarse.

-¿Le gustan los cuentos?

-Me gusta contar historias, de lo contrario no sería actor. Admito que me llamó la atención la forma en que los guionistas desarrollan a los personajes de Grimm. Jamás he abandonado al niño que llevo dentro de mí.

-En sus películas siempre hay un enfrentamiento con la muerte.

-La muerte es un completo misterio para a mí. Creo que sería fantástico levantarse un día y estar en París en 1920, en un espacio y un tiempo distintos, pero tal vez solo me esperan polvo y gusanos, así que quiero creer que hay algo mas allá de la muerte.

-—¿Donde vive ahora, en Los Ángeles o en Francia?

-Vivimos en Los Ángeles, donde mis hijos van al colegio. Es muy bueno para cualquier persona salir del lugar donde reside normalmente y poner cierta distancia; eso te brinda un aprecio monumental por tus costumbres y cultura.

-¿Sigue siendo el rebelde de Hollywood?

-Todo el mundo vive una época rebelde a su manera, pero nadie habla de ello. Yo lo viví justo antes de tener a mis hijos. Fue un momento de confusión en mi vida en el que no sabía por qué hacía las cosas, no entendía qué me sucedía. Pero era consciente de que el éxito, mi carrera y el dinero no eran suficientes para hacerme feliz. No sabía hacia dónde iba, todo el mundo me llamaba rebelde porque me gustaba ser protagonista de todas las fiestas, pero yo no me divertía. Ahí estaba yo como un idiota, atontado, medicándome a mí mismo. El tiempo te vuelve sabio y aprendí la tremenda pérdida de tiempo de ese período de mi vida. Todo ello forma parte de mi educación.

-¿Se siente en armonía con el artista que habita dentro de usted?

-De niño mi sueño siempre fue convertirme en una estrella del rock, quería ser guitarrista. Era precoz y curioso, aunque mi madre suele utilizar términos más fuertes.

-¿Ha cambiado mucho desde entonces? —Digamos que nunca me quedaba quieto. No he cambiado ni mi moral ni mi ética. Reconozco que he tenido mucha suerte en la vida porque he vestido muchos gorros. En mi adolescencia hice de todo, desde vender camisetas hasta conducir autobuses o intentar ser músico, reconozco que mi viaje ha sido suave y divertida. De todas formas mi éxito puede evaporarse en un día con un mal paso.

-¿Tiene ganas de volver a dirigir? —Sí, he estado trabajando en un proyecto durante los últimos cuatro años. Es un documental sobre Keith Richards en el que se muestra su filosofía de vida.