El show continúa en Porto do Son

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

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MARÍA HERMIDA

Bronca monumental en un debate en el que el gobierno estuvo más en minoría que nunca y el público, Asunción Torres y los socialistas acabaron fuera

14 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Salir vivo -políticamente hablando- de un pleno de Porto do Son tiene mérito. La democracia participativa que ahora promueven ciertas fuerzas políticas algunos sonenses la llevan en la sangre, y la practican hasta el extremo. El público suele llenar los asientos del salón noble e intervenir. Los políticos lo saben. Y tratan de lucirse. El respetable desgasta a quien manda. Quizás, por ese motivo, quienes gobiernan, PP e independientes, aprovecharon la mayoría que tenían hasta hace poco para poner los plenos por la mañana, en horario laboral, y evitar los juicios públicos. La oposición buscaba lo contrario. Y en cuanto el ejecutivo se quedó en minoría tras el paso de Asunción Torres al grupo no adscrito, colocaron las sesiones por la tarde. Así que en el debate del viernes hubo lleno de público. Con él llegó el espectáculo.

El ejecutivo, ya de por sí en minoría, estaba más solo que nunca. Javier Quiñoy, que en eso de faltar a los debates tiene callo, no acudió y provocó que sus compañeros fuesen cinco contra siete de la oposición. Aún así, el equipo de Luis Oujo logró salvar varias votaciones. Sacó adelante una modificación de crédito, prosperó su propuesta de festivos para el 2015 e incluso hubo un acuerdo por unanimidad para pagar gratificaciones a algunos funcionarios.

El ambiente se agrió en cuanto la oposición empezó a despachar mociones, que sacó adelante dada su mayoría. Pero que sirvieron para atizar al PP. La primera con bronca tenía como protagonista a Palestina. La oposición no dio crédito a que los populares no apoyasen su texto de condena a Israel. «¡Pero qué vergüenza!», gritó una mujer desde el público. Y por mucho que la edila popular María Maneiro intentó decir que estaban en contra de la matanza de civiles, no convenció.

Hasta por abrir la ventana

A partir de ahí, el debate parecía más reality televisivo que un pleno. Se hablaba por y para la galería. Da igual que fuese de la ley autonómica que pone trabas a las comisiones de fiestas que de la necesidad de grabar los plenos. Hasta se discutió por abrir una ventana. La concejala nacionalista Ánxela Franco lo hizo ante el calor agobiante del salón. Y el alcalde le puso peros. Ella se puso en plan soldado: «Sí señor, a sus órdenes señor», le espetó.

La cosa pasó del cachondeo al esperpento cuando la oposición presentó una moción conjunta para investigar qué pasó con la contratación de los brigadistas antiincendios. Asunción Torres, que en ese punto actuó como portavoz, acusó al alcalde de haber expulsado injustamente a 18 candidatos, de haberlos readmitido luego y de ponerles la zancadilla no valorando sus méritos. Dijo que Oujo se cree «un Deus omnipotente que decide quen pode e non pode traballar». Sacó al regidor de sus casillas, que apenas la dejó hablar y mandó a la policía que la expulsase. Casi todo el público se fue con ella, gritándole «dictador» al alcalde. El PSOE, por solidaridad, también se marchó. Y el pleno siguió. Pero Oujo no se calmó. Levantó la sesión sin permitir hablar al público, algo sagrado en O Son, y dejando a un vecino con la palabra en la boca.

En la puerta del consistorio la gente esperaba para abuchearle. Tras salir entre gritos, cayó una tormenta para dar un aspecto más tétrico a la cosa. Entonces, la canción de Queen que dice que el show debe continuar, se antojaba la banda sonora perfecta para semejante velada.

el pleno sonense acabó convertido en un esperpento