El carnaval del arlequín

TAREIXA TABOADA OURENSE

FIRMAS

MIGUEL VILLAR

Xavi Carbonell expone sus pinturas en el centro Marcos Valcárcel

08 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Desde niño pintaba como Rafael, pero me llevó toda la vida aprender como un niño» (Picasso).

El artista catalán Xavi Carbonell presenta en el edificio Marcos Valcárcel la exposición ? Quen es ti?, una espléndida demostración de habilidad plástica a través de los campos de color y sus interferencias, chorreos y goteos, del dibujo y la potencia expresiva del lenguaje que traduce, en su discurso plástico la transmisión de emociones, sentimientos, pasiones, impulsos y vivencias.

Reivindica la hilarante libertad del garabato infantil filiforme y anárquico con la carga vital y la potencia expresiva deformada del expresionismo abstracto por medio de la alteración gestual de la figuración que tiende a desaparecer y a mimetizarse en la confusión de las líneas y las masas cromáticas generadoras de nuevas formas. El tratamiento y usos de los materiales empleados extiende y libera el subconsciente en una acción en apariencia no controlada en la que cada goteo, se equilibra en un espacio delimitado y consciente, calculado, en la ingravidez del surco que deja en el soporte y en la interacción con otros elementos cromáticos y plásticos.

La obra expuesta sobre papel, piezas mixtas con claro predominio de la línea filiforme y el color expresivo en primarios y rosas en las carnaciones de las formas más dramáticas y tendentes a la caricaturización de trazo infantil, siendo de gran dinamismo y un ingenuísimo personal e imaginativo que remite al universo imaginativo, genial y depredador de Basquiat, Dubuffet y al automatismo de Cy Twombly, con tendencia al dibujo espontáneo y la ironía.

Plantea un mural realizado directamente sobre la pared, con la pureza expresiva del blanco y negro y que conecta en su frenético dinamismo y su caos ordenado al mundo del cómic, en formas de crecimiento expansivo y vegetal que se extienden sobrepasando la acotación del espacio, con un vitalismo enérgico, en un arte icónico, simbolista y fantástico a través de una cosmogonía iconográfica de elementos resueltos con aparente sencillez, para expresar conceptos y emociones de gran complejidad y una caligrafía sígnica que se corresponde con elementos de la naturaleza esquematizados como soles, nubes o animales y seres hipertrofiados, deformados o alargados con la sutil elegancia de una línea envolvente y caótica que lleva a pensar en el informalismo, tachismo y en el horror vacui de Alberto Datas, en sus interferencias figurativas de las masas cromáticas alteradas con sugerentes chorreos, en el uso del color arriesgado y rotundo en que se mezclan atravesando los campos delimitados por el soporte en el espacio plástico.

Altera, en los grandes formatos, un conjunto de doce obras sobre lienzo, partes de texturas muy empastadas que voluminizan la obra junto a la vibración lumínica de los efectos provocados por los pigmentos, en ocasiones de color flúor que subrayan esa luminosidad y alegría, conjugados con formas de trazo automático e infantil realizados con grafito, ceras, acrílico y otros materiales que dan un carácter espontáneo a la resolución del conjunto en cuyas capas más dramáticas se advierte la impronta de color de Motherwell, en sus armonías abstractas, la tensión de la pincelada arrebatada y una experimentación en los materiales propia de Barceló, Laurent Jiménez-Balaguer, en una pintura matérica, espacialismo y art brut, la textura generada por las capas chorreantes de pintura de Millares, el automatismo psíquico de Wols, pionero en la reivindicación de la pincelada y el empaste, en una abstracción expresiva y desencantada y en la tensión del rojo y el negro expresivo que niega la metáfora del paisaje de Luis Feito, de un dramatismo mesurado y contenido, en el que la pintura aparece como un sistema cerrado sobre si mismo.

Una exposición que invita a una catarsis liberadora en su carnaval festivo y su desfile de princesas, piratas, máscaras y monstruosos ogros de inmensa ternura en sus múltiples y dispares escalas, integrados en simbiosis con el fondo, en un carnaval del arlequín que sugiere el universo imaginativo y festivo de las Constelaciones de Joan Miró, con una pintura plana con cierto aire naíf en algunas obras, en las que renuncia a la textura, que poco a poco se van enredando en presencias oníricas y poéticas.

crítica de arte