Salvamento Marítimo destaca en su memoria del 2013 dos siniestros ocurridos en la ría
14 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Este año, el mar ha dejado un ronsel de tragedias. El Santa Ana, el Mar de Marín y el Mar Nosso son nombres que han engordado la crónica negra de los puertos gallegos. La ría de Arousa, afortunadamente, parece resistirse a ser escenario de grandes tragedias. Aún así, las plácidas aguas de este puerto natural fueron escenario, el año pasado, de dos accidentes que, «por su gravedad y complejidad técnica», han sido destacados en la memoria del año 20013 que acaba de hacer público la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima. En ambos casos, estuvieron implicadas embarcaciones de recreo. Y, también en las dos ocasiones, el siniestro parece responder a un despiste humano.
El primero de los accidentes reseñados por Salvamento Marítimo ocurrió hace casi un año en el islote de O Areoso (A Illa). Según relata la memoria de esta sociedad, «el centro de Fisterra coordinó la asistencia al velero Peluxo Once, de 17 metros de eslora, que varó a primera hora de la mañana en el Xidoiro-Areoso, con siete tripulantes a bordo». Todo se quedó en un susto: «Con la pleamar, a las 13.40 horas la lancha de salvamento Marte consiguió sacar de la varada» a este buque, que navegó con normalidad a puerto «sin requerir otro tipo de asistencia».
Choque contra una batea
El siguiente accidente destacado entre los 23 «más complejos» atendidos por Salvamento Marítimo ocurrió la madrugada del 4 de agosto. Entonces, un grupo de vecinos de Rianxo salieron de Cambados tras haber pasado allí una jornada en la Festa do Albariño. Se despistaron y, al incorporarse al canal de navegación, erraron el rumbo y su embarcación, el Cabe 2, acabó colisionando contra una batea del polígono C de O Grove. En el barco accidentado viajaban diez personas. Nueve de ellas fueron trasladados a Rianxo por la embarcación Salvamar Sargadelos y el décimo, que estaba herido, fue rescatado por el helicóptero Pesca I de la Xunta. Este joven, hijo del propietario de la embarcación, cayó desde el puente sobre la batea y de ahí al agua. Se temía que sus lesiones fueran graves -se quejaba de dolores en una pierna y un hombro-, pero solo sufrió magulladuras y pronto recibió el alta médica.