No ha empezado Sacyr precisamente con buen pie el año. Su amenaza de paralizar las obras de ampliación del canal de Panamá le costó ayer un disgusto en la Bolsa. Tanto es así que, en los primeros momentos del día, la aglomeración de las órdenes de venta era tal, que la negociación no pudo arrancar hasta 15 minutos después de iniciarse la sesión para el resto del mercado. Cuando pudieron casarse las órdenes, las acciones de la compañía llegaron a perder casi un 19 % de su valor. Al final, la sangre no llegó al río y la caída quedó reducida al 8,95 %. Con todo, el castigo más severo dentro del Ibex. De hecho, el pinchazo del grupo constructor acabó dejándose notar en el principal indicador de la Bolsa española, que, con un descenso del 1,5 %, protagonizó el peor arranque de año que se recuerda desde 1997.
En el 2009, cuando el consorcio que lidera el grupo constructor -entonces presidido por el polémico Luis del Rivero- se impuso en la puja para construir el tercer juego de esclusas del canal de Panamá, todo eran alegrías. Y los inversores lo celebraron por todo lo alto: un 12 % subieron los títulos de la compañía el día que se conoció la noticia. A principios de julio de aquel año. La empresa veía en aquel proyecto una salida para recuperarse del duro golpe que le asestó el estallido de la burbuja inmobiliaria. Menos de cinco años después de aquello, todo se tambalea. El proyecto está en el aire. Y la bolsa es poco amiga de las incertidumbres.