Sin conciliación

FIRMAS

06 oct 2013 . Actualizado a las 06:54 h.

Formo parte de esa generación que se pasó buena parte de su infancia saltando de actividad extraescolar en actividad extraescolar. Un poco de inglés, unas clases de informática y unas lecciones de natación. Había que estar listo y sobradamente preparado para lo que hiciera falta, además de que así se mataban horas que, de otra forma, llenaría la televisión. Tener un ajetreado calendario nunca supuso problema alguno. Salvo para mi madre, que pasó años de su vida saltando de clase en clase, dejando a unos para recoger a otros y tratando de compaginar horarios imposibles. Porque las actividades extraescolares cumplen muchas funciones. Pero la de conciliar vida laboral y familiar no es una de ellas.