«El Príncipe es simpático»

xosé manuel cambeiro SANTIAGO / LA VOZ

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XOÁN A. SOLER

Su local inauguró en Galicia la pantalla gigante y el cibercafé

08 jul 2013 . Actualizado a las 14:11 h.

Juan nació emprendedor, inquieto y vital. Vino de pequeñito para Compostela desde Fontecada (Santa Comba) y a los veinte años le dio el susto de su vida a su madre al comunicarle que iba a abrir un pub. Luego su progenitora sería precisamente quien más apoyaría la apuesta de su hijo. Y no es de extrañar. Juan empezó a desgranar ideas. Nada más adueñarse del Zum Zum se trajo de Estados Unidos una pantalla gigante que enseguida aglutinó como moscas a la concurrencia. En ella se estrenó ET antes de que llegase a las salas de cine.

Obviamente, los empresarios pusieron el grito en el cielo y en el estrado judicial. «Pero no había ninguna ley que autorizara o dejara de autorizar estas actividades y la denuncia no fue adelante», proclama Juan. Ante la puerta exhibía sin tapujos la cartelera con Lo que el viento se llevó, como si fuese el Yago. El baloncesto de la NBA asomó también a su gran pantalla. Moviéndose en la avanzadilla, puso en órbita un cibercafé: «Fue el primero de Galicia, y en España solo tuve constancia de una experiencia de este tipo, impulsada por Jesús Gil».

En el local trabajaban 22 personas: «Hoy esa cifra es inalcanzable». Pero estar en la vanguardia no era un camino de rosas. Había quien apuraba el paso: «Estaba el Unicentro de Pichi y Baqueiro que nos hacía espabilar. No daban tregua con sus propuestas». Eso, en el plano privado, porque unos y otros aunaban esfuerzos para dinamizar la República do Salvador, la plaza Roxa y el entorno. Incluso se cortó la calle para una exhibición de genios del trial. Asimismo nació una asociación de hostelería y comercio en la calle.

Por el Zum Zum desfilaban populares como Joaquín Sabina, «un cañón de tío», o jugadores de la selección y del Atlético Madrid. El fútbol siempre fue su pasión y Juan lo practicó hasta la tercera rotura de ligamentos. «Si las lesiones me respetaran daba el salto al Madrid. Lo que se perdió el Bernabéu. Pero así es la vida», filosofa. Entre los famosos, uno de sus clientes más ilustres y habituales fue el Príncipe Felipe: «Cuando estaba en Marín venía casi todos los viernes por aquí con una parejita. Nunca supe quien era esa pareja. Se tomaba siempre su Seven up o su Sprite».

Día de Reyes

Juan le trataba de alteza. Un día le saludó Hola Majestad. «Los Reyes son en enero, Juanito», le contestó el Príncipe. «Es un tío muy simpático», concluye el dueño del Zum. También frecuentaba el local Núñez Feijoo. «Como político es un antes y un después. No ese de Madrid, que es un inútil», juzga Juan. Ese de Madrid es Mariano Rajoy.

Los extranjeros también se dejaban caer por República do Salvador: «Aquí había acentos de todo tipo. Vino un miembro de la familia Kennedy que se pasaba todo el día en el local y probaba de todo. Incluso leche con ginebra». En la barra solían quedar espléndidas propinas.

Juan García, que ama el deporte y lo exprime en la radio, es secretario de la Asociación de Hostelería y ejerció de vicepresidente: «Estoy contento de representar al sector. Es un honor para mí». El pasado fue glorioso, pero el dueño del Zum Zum ve un futuro serio: «De las tres crisis que viví, esta es la peor. Es momento de cambiar cosas, porque esto hace daño de verdad».