El Fogasa fue creado en virtud de una ley otorgada en 1976 como una suerte de colchón para los trabajadores de aquellas empresas que se queden en situación de insolvencia o entren directamente en concurso de acreedores. Una vez que el organismo abona los salarios e indemnizaciones de los trabajadores, se convierte en acreedor de la compañía cuyas obligaciones ha satisfecho, de tal forma que si en algún momento vuelve a ver la luz, tendrá una vía para recuperar los fondos liquidados.
En última instancia, el Fondo de Garantía Salarial es también un apoyo en determinados momentos para las compañías que atraviesan dificultades financieras, ya que permite a la firma en cuestión mantener a su plantilla, y por tanto la actividad, y sondear así una vía para escapar de la crisis.