Entre lo elitista y lo popular

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA / LA VOZ

FIRMAS

Exposiciones minoritarias han convivido con conciertos multitudinarios

11 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ana Fernández aterrizó con mal pie en María Pita. Primero llegaron las declaraciones en las que dijo que las fiestas coruñesas eran «demasiado gallegas» (palabras que fueron descontextualizas, puntualiza). Después, la sugerencia de trasladar el Noroeste Pop Rock al Coliseo. Se provocó un pequeño terremotos. Tomó rápidamente conciencia de ese rol en el que confiesa que aún no se siente cómoda: la de una política cuyas ideas se convierten en grueso titular. Ella asegura que le gusta la gestión, no las ruedas de prensa. Y especialmente gestionar con la «total libertad» que le proporciona Carlos Negreira.

Tras un 2011 en el que le tocó lidiar con una programación elegida en gran parte por el anterior gobierno municipal, Fernández dejó pronto su cuño. En Fiestas, una mayor presencia de actividades en la calle, una constante atención a los niños y la filosofía de que lo lúdico sirva para empujar al comercio local. Es decir, que no se trata de un gasto, sino una inversión.

Se pudo ver pronto en una cabalgata de Reyes calificada como espectacular, continuada por otra en la misma línea este año con atracciones extranjeras. También en el San Juan. En el 2012 fue de cinco días -con conciertos, shows pirotécnicos y orquestas- para pasar a siete este año. Y, por supuesto, en las Fiestas de María Pita que continúan en gran formato y con presupuesto por encima del millón de euros (1.155.000 euros) en su pasada edición. Para este año se barajan cifras similares.

Ello ha obtenido siempre la censura de la oposición. Considera que el momento no es el propicio para ese gasto, acusando al gobierno local de apelar al «pan y circo» en vez de resolver los verdaderos problemas de los coruñeses. Además de ello, se cuestionaron las cifras de asistencia (1.700.000 personas en el 2012, según Fiestas) y se subrayó la trampa de incluir la Tall Ships Race en la partida de Deportes.

Fuera del capítulo estrictamente festivo, merece especial atención el Coliseo. La intención de convertir el multiusos en un negocio rentable se quedó en una quimera. El año pasado triunfó Lenny Kravitz, pero fracasaron Juanes y la apuesta heavy de la productora viguesa Sweet Nocturna con Manowar, los dos últimos por debajo de las 2.000 personas. El resultado fueron los peores números de la historia del recinto. Y, por ahora, no se contempla una mejor perspectiva para este año.

En Cultura se truncó la feria cultural Achegarte y se hizo un especial esfuerzo en desviar actividades al Ágora, recinto muy criticado por el PP en la oposición. También se vivió el tránsito pacífico en la dirección de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Respecto al Teatro Rosalía de Castro, la nota predominante es el continuismo con buenos resultados en los ciclos de teatro pero pobres en la danza.

En el plano de las exposiciones ha sido muy criticada su apuesta por una cultura de tipo elitista con escasa respuesta popular. Para este año están previstas, entre otras, muestras de Marina Abramovic, Charles Sandison y Axel Hütte.