«Hacía 20 años que no iba al cine»

María Conde PONTEVEDRA / LA VOZ

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Dolores Gil es una de las usuarias de las actividades de Cruz Roja para mayores. En el día de la entidad, ellos fueron el centro de atención

09 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Pilates, talleres de estimulación memorial, cestería y ahora informática. De todo un poco ha ido probando Dolores Gil desde que una amiga la convenció para que se apuntara a las actividades de mayores que desarrolla Cruz Roja. «Me acababa de jubilar y andaba medio aburrida -cuenta esta pontevedresa de adopción de 69 años-. Y ahora estoy muy contenta. Eso que lo del ordenador se me hace muy duro, es lo más difícil para mí, pero estoy de maravilla».

En el día mundial de la Cruz Roja -ayer se conmemoraron además los 150 años de su fundación por Henry Dunant-, los mayores fueron el centro de atención de las celebraciones de la asamblea provincial de Pontevedra. Dolores, junto a su amiga y vecina Conchi -a la que a su vez convenció ella para participar en estos talleres- son dos de las usuarias que han acudido a la cita en A Ferrería y lo mismo le dan al juego de los bolos que a la petanca o a enroscar la botella con ayuda de una cuerda. «Yo no tenía estudios -sigue Dolores- y estoy aprendiendo ahora. Además me ha servido para conocer a muchísima gente y realizamos muchas actividades culturales, fui a museos y excursiones. Y dos días fui al cine, porque hay salidas mensuales y nos vamos rotando. Antes de que me invitara Cruz Roja llevaba más de 20 años sin ir». Lo imposible fue una de ellas, «y aunque es algo triste, me gustó mucho, porque fue algo real». Conchi recuerda que el otro filme era de Woody Allen. «Yo no sabía antes de todo esto, si no, me hubiera apuntado mucho antes», dice.

En la comarca son 270 mayores los que participan en las actividades de envejecimiento activo. Algunos, como dicen desde la entidad, empezaron en estos talleres -que se desarrollan en la sede central y en varias parroquias- y han ido pasando a otros programas como los de teleasistencia (hay 1.581 mayores en la provincia), o acompañamientos a domicilio, «donde también se hace estimulación de memoria y se desarrolla el programa de respiro familiar, aunque ya más enfocado a personas que no disponen de recursos». El perfil de usuarios es variado, pero en el caso de los talleres, se trata de pensionistas mayores de 60 años o con alguna discapacidad, «que además, están ayudando a sus familias».

«Me hubiera apuntado mucho antes si hubiera sabido que había todo esto»

Conchi Rei