Víctima de la fusión que defendió

Toni Silva CESURAS / LA VOZ

FIRMAS

El exalcalde de Cesuras ha acusado el peso de los focos y las polémicas

05 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Julián Lucas se dio cuenta de lo que significaba políticamente la histórica fusión con Oza dos Ríos en el breve trayecto que caminó desde el Hostal de los Reyes Católicos hasta el pazo de Raxoi. Era el 15 de marzo del 2012 y el alcalde de Cesuras salía a la luz pública un día después de refugiarse casi 24 horas en su casa de A Coruña con el teléfono desconectado. Meses más tarde reconocería que la nube de cámaras que le esperaba en el Obradoiro le había impresionado. Y con el tiempo comprobaría que aquella jornada era la primera de una nueva vida municipal a la que no ha conseguido acostumbrarse.

Porque hasta entonces, Lucas (Cuenca, 1948) había generado el ruido propio del ayuntamiento al que representaba, un modesto municipio rural de dos mil habitantes. Apenas importunaba a los conselleiros para recoger las subvenciones preestablecidas. Pero la revolución administrativa que protagonizó junto con el regidor de Oza dos Ríos alteró de lleno su vida particular. 0

A medida que el presidente de la Xunta o el de la Diputación se retiraban de la primera línea del frente de la fusión, Julián Lucas acusó más que nadie los envites de la oposición y de parte de la vecindad de Cesuras que le exigía un plebiscito para una decisión tan trascendental para la vida de su pueblo y su escudo. Pese a casi doblar la edad del alcalde de Oza dos Ríos, Pablo González, fue este quien se vio obligado a animar a Lucas cuando la fusión se torcía en un intenso año plagado de viajes a despachos de la Xunta, reuniones con ministros y visitas a importantes empresarios. Y unos cuantos plenos broncos en los que Julián Lucas intentó defender su tesis de unión con Oza recurriendo a argumentos históricos como la «fusión peninsular» llevada a cabo por los Reyes Católicos.

Pero sin duda, el golpe más doloroso encajado por este hombre que repartía su tiempo entre el Concello y su trabajo de funcionario en la Consellería de Industria ocurrió en agosto del año pasado. Entonces su entorno familiar recibió una papeleta electoral manchada de sangre. Ahí el regidor pensó apearse del proceso sin miramientos, al desconocer el verdadero horizonte que tenía para sí y los suyos si continuaba liderando la polémica fusión de ayuntamientos. Como consuelo, en aquel desagradable capítulo la oposición cerró filas con su alcalde.

Pero ahora, sin un aparente resorte que le fuerce a marcharse, el alcalde de Cesuras se va de una forma abrupta. Los que se reunieron con él el día antes de la renuncia recuerdan planes a corto o medio plazo, algo que choca con su repentina decisión. Tampoco el modus operandi del ya exalcalde ha sido muy convencional a la hora de decir adiós a la política. La mayoría de su equipo de gobierno se enteró de su marcha una vez que Lucas llegó al Concello desde la Diputación acompañado por uno de los asesores del ente provincial, José Manuel Álvarez-Campana. Y al igual que hizo el día en que Núñez Feijoo anunció la fusión, Lucas optó este largo fin de semana por ubicarse fuera de cobertura telefónica. Solo un comunicado de prensa para decir que se marchaba dejando todo encarrilado.

Una silla peculiar

Al asiento de la alcaldía de Cesuras no se llega últimamente por los trámites más habituales. Julián Lucas se estrenó como regidor en el 2008, cuando apenas se llevaba medio año de mandato, por el fallecimiento de José Ferreiro Pardiñas, alcalde de este rincón coruñés desde los años de la Transición. Ahora Julián dejará el testigo a uno de sus concejales.

Perfil Julián Lucas