El portavoz municipal del PP tiene una escritura bastante «más rebajada» que sus dos contrincantes políticos. En ella no destacan ni las crestas ni los pies, que en el argot grafológico se refieren a las zonas superior e inferior del cuerpo principal de la letra (por ejemplo, lo que sobresale hacia arriba en la «l» o hacia abajo en la «p»). Al reducirse a ese cuerpo central, la escritura de Jacobo Moreira denota «cierto conformismo».
«La firma, en cambio -matiza Gandásegui- es más grande y sobrealzada, y es la que nos indica sus aspiraciones». El popular adorna su rúbrica con puntos innecesarios y una pequeña marca de dos rayitas que la cruza, «que significa que le da cierto dramatismo a su manera de expresarse, para producir efecto».
«Está bien cualificado, y por su perseverancia, autodisciplina y espíritu de sacrificio puede lograr un rendimiento aceptable, aunque en ocasiones pierde el tiempo en la ideación de sus proyectos. Es responsable, organizado, conservador, cumplidor del deber y las obligaciones, pero existen dudas y contradicciones cuando comienza a actuar. Desearía hacer, pero....». Para Gandásegui, si la escritura de Lores corresponde a un «espíritu libre» y la de Louro, «a un padre exigente», la de Moreira encaja más con «un joven adaptado». «Muy prudente con respecto a sus superiores, está pendiente de aquellos que están por encima de él, y tampoco pierde de vista los compromisos adquiridos de las personas que están a su alrededor -dice el análisis-. Su carácter es afable y algo tímido. En su fuero íntimo, al margen de lo que muestra al exterior, se siente con valía, posibilidades y aptitudes de toda índole». Añade que «es consciente de que los contactos que pueda tener, las decisiones que tome y los sentimientos que le puedan animar son ligeramente inferiores en calidad e intensidad a lo que quisiera que fuesen». Y alterar la disciplina que rige su actividad «le puede acarrear cierta angustia».