«Castro» navega hacia Gran Sol

M. G. B. / A. F. C. LA VOZ / VIVEIRO, FERROL

FIRMAS

Pepa Losada

Un ejemplar de foca que varó en Foz, recuperado por el Cemma, embarcó ayer en un pesquero de Celeiro para ser devuelto al mar

23 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Castro, una foca rescatada en Cú do Castro, en la costa de Foz, ingresó en las instalaciones de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) el pasado 14 de enero, a las 23.15 horas. Esta cría de lobo marino medía 89 centímetros y pesaba 16 kilos. Ayer por la mañana embarcó, con diez kilos más, en el pesquero de Celeiro Anxuela, con destino al Gran Sol. De allí provienen estos animales que, arrastrados por los vientos y la corriente, acaban, en muchas ocasiones, varando «en estado de agotamiento tras semanas en alta mar», explican desde la SGHN.

La dirección técnica del proceso de recuperación de Castro y de la foca que apareció a comienzos de enero en la playa coruñesa del Orzán (continúa, de momento, en el centro) corrió a cargo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), en colaboración con la Xunta de Galicia. También cooperaron el concello y los Bomberos de Ferrol, que llenaron la piscina situada en los jardines del museo de la SGHN, donde fueron tratadas, con 13.000 litros de agua.

Pero en Celeiro también lo esperaban ayer las dos componentes de Protección Civil de Foz que velaron por el pequeño ejemplar de foca que, agotado y resfriado, llegó al arenal de Llas, hasta que los técnicos del Cemma lo recogieron. Bárbara Ramos y Eva Pita quisieron comprobar cómo le sentaron los cuidados recibidos: «Estaba vivito e coleando, e pesaba casi a mitade máis que cando chegou á praia», explicó Bárbara, para quién fue la primera intervención por varamiento de un animal marino. «A verdade que é unha pena velo marchar», dijo.

Castro llegó en una cesta de mimbre y así fue embarcado a bordo del Anxuela. Su tripulación lleva indicaciones de cómo atenderlo durante las 36 horas de navegación previstas hasta el momento en el que el animal pueda ser devuelto al mar. Al igual que durante su recuperación, la tripulación tendrá que evitar en la medida de lo posible relacionarse con el animal, para que se mantenga «o máis salvaxe posible». Con una manguera irán humedeciendo su cuerpo con agua de mar, y tendrán que darle unas tres o cuatro veces al día la comida facilitada por los propios técnicos, fundamentalmente sardinas. Dentro de unas horas Castro recuperará su hábitat, aunque nada se podrá saber del ejemplar porque no lleva identificación alguna.