La sucesión de Benedicto XVI: los que suenan como «papables»

La Voz / EFE

FIRMAS

Entre los nombres que han trascendido durante la jornada de hoy hay varios latinoamericanos y dos italianos

11 feb 2013 . Actualizado a las 22:03 h.

El anuncio de la renuncia del papa Benedicto XVI abre las quinielas para los posibles sucesores del pontífice, que saldrá de un cónclave en el que figuran cinco cardenales españoles.

Entre los nombres que han trascendido a lo largo de la jornada como los posibles «papables» se posicionan varios latinoamericanos. Y uno de los más citados es el de Marc Ouellet, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, de 69 años, junto con dos italianos, Angelo Scola (71 años) y Gianfranco Ravasi (70 años); los brasileños Joao Braz de Aviz (65 años) y Odilio Pedro Scherer (63 años); y el argentino Leonardo Sandri (69 años), entre otros, como el austríaco Cristoph Schoenborne, de 67, que fue alumno de Benedicto XVI y el que más le defendió cuando arreciaron las críticas al Pontífice por los casos de curas pederastas, y el cardenal de Manila, Luis Tagle, de 55 años.

El cardenal africano de Ghana, Peter Turkson, encargado del «ministerio» vaticano para la Justicia y Paz, de 64 años, y el de Nueva York, Timothy Dolan, de 62 años, son nombres que también se barajan ya.

¿Joven o anciano?

La renuncia del Papa por su «avanzada edad» y porque «ya no tiene fuerzas» para ejercer su ministerio petrino, han desatado las conjeturas sobre si el próximo Pontífice debe ser joven o anciano.

Por «joven» hay que tener en cuenta una persona que, como poco, tiene 52 años, como es el caso del cardenal Baselios Cleemis Thottunkal, arzobispo de Trivandrum de la iglesia Siro Malankarese, nombrado en noviembre del pasado año. Se considera «anciano» para convertirse en Papa a partir de los 70 años en adelante.

El futuro de la Iglesia

Los observadores vaticanos que se decantan por un papa joven, justifican su preferencia en que el sucesor de Ratzinger debe tener las fuerzas necesarias para afrontar el desafío de un mundo cada vez más secularizado y reformar una Iglesia, demasiado conservadora -dicen- tras los pontificados de Wojtyla y Ratzinger, para dar respuesta al futuro.

En este contexto, apuntan que el próximo Papa tendrá que dar respuesta a temas que no pueden seguir aplazados, como son el celibato, el sacerdocio de la mujer y la comunión a los divorciados, entre otros.

También se analiza si el futuro Papa debe ser Latinoamericano o del tercer mundo o de nuevo un italiano tras los pontificados de un polaco (Juan Pablo II) y un alemán (Benedicto XVI).

Los defensores de un italiano de nuevo en el Solio Pontificio están convencidos de que éstos disponen de la diplomacia, el tacto y el diálogo necesarios para guiar a la Iglesia tras las crisis desatadas por los escándalos de abusos sexuales a menores cometidos por clérigos y el caso del robo y filtración de documentos del Pontífice.

Ahora, todas las miradas están puestas en el Colegio Cardenalicio, el llamado «club más selecto del mundo», al que actualmente pertenecen 209 purpurados, de los que 118 tiene menos de 80 años, por lo que pueden elegir papa, según la normativa de la Iglesia.