Una operación que hizo que la planta de Caldas volviera a manos gallegas

c. b. pontevedra / la voz

FIRMAS

14 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El 19 de julio del 2012 se formalizaba en una notaría de Madrid la compra de la planta de Clesa en Caldas de Reis por parte de la sociedad Agrupación Cooperativa Láctea (Acolact). El coste global de la operación ascendió a 10,2 millones de euros, de los que 2,54 corresponden a la fábrica ubicada en la parroquia de Saiar y a la marca.

Clesa había nacido en 1978, aunque cinco años antes se constituyó la sociedad Lácteas del Atlántico, su germen. En 1998 pasó a manos de la italiana Parmalat y en el 2007 fue Nueva Rumasa quien compró la factoría. Hace casi seis meses la fábrica láctea volvía a manos gallegas y se ponía fin a una incertidumbre que abocaba al cierre y que se había iniciado a principios del 2011 cuando trascendieron los problemas del grupo de la familia Ruiz Mateos.

El consejo de administración de Clesa está presidido por José Ángel Blanco, de la cooperativa Os Irmandiños, y es el comité de dirección de Feiraco quien se ocupa de la gestión de la planta junto a su gerente, Pablo Gómez. Los nuevos dueños de Clesa representan más del 20 % de la leche que se produce en Galicia, más de 400 millones de litros. Olvidar el pasado y mirar hacia el mercado y los consumidores es su receta. La prioridad pasa por relanzar la marca y conseguir distribución. El objetivo, que la planta de Caldas sea capaz de producir 20.000 toneladas a finales del 2014.