Querido candidato. Me gustaría saber qué tienes previsto hacer para que los casi 28.000 parados ourensanos encuentren un empleo. También me interesa conocer cuáles son tus planes para evitar que los comercios sigan echando la persiana para siempre. Estaría bien enterarse de primera mano de cómo crees que se puede dinamizar el tejido empresarial. ¿Y cuál crees que es la mejor manera de atender a los mayores, a tantos, en Ourense? ¿Piensas que habrá modo de fomentar la natalidad para que esta provincia no se nos muera de vieja? ¿Tienes previsto impulsar de verdad el termalismo, para que no sea un turismo de pozas? ¿Y qué garantías puedes ofrecerme en sanidad y educación?
Querido candidato. Cuéntame todo eso. Pero no me recuerdes lo mal que están las cosas. Es probable que lo sepa si no mejor, igual que tú. No me digas lo mal que lo hicieron los otros. Eso ya lo valoraré. No me digas lo mal que lo harán los otros. De eso ya me cuidaré.
Querido candidato. No dediques la campaña a embarrar el campo porque ya es bastante difícil jugar en él. Deja las zancadillas que ya llevamos bastante tropiezos. Cuéntame qué puedes hacer por mí. Qué quieres hacer. Qué vas a hacer por Ourense. Intenta convencerme de que tienes ganas y de que no estás metido en campaña porque no tienes otra cosa que hacer. Recuerda que el 21-O no se juega tu futuro sino el de toda una provincia. Y abandona, por favor te lo pido, el «Y tú más». A estas alturas resulta frívolo.