Dos gemelas en el reino de la bici

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA / LA VOZ

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Tamara y Ana Rosales eligieron Dinamarca para estudiar y trabajar

25 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Tamara y Ana mantienen un hilo vital que trasciende lo meramente biológico. Hermanas gemelas, siendo de Vilagarcía, ambas han ido a parar a Dinamarca para completar su formación académica. La primera recaló en la ciudad de Odense con una beca Erasmus y pasado el curso decidió continuar. Le ofrecieron la posibilidad de seguir estudiando para conseguir el título danés (Ingeniería Civil), lo cual le llevó a hacer prácticas en un centro de investigación de energía eólica marina. Terminó el proyecto en junio, pero, de momento, no se plantea volver a su tierra. Estuvo en Vilagarcía en julio una semana de vacaciones, pero ya está de nuevo en el norte organizándose el futuro. No sabe muy bien si seguir estudiando o entrar en el mercado laboral, pero lo que sí tiene claro es que se quiere quedar una temporada en Dinamarca, concretamente en la capital Copenhague. «Yo aún no lo intenté pero compañeros míos sí encontraron trabajo aquí. Desde luego es más fácil que en España», explica. ¿Y el idioma? «Sé un poco de danés, pero tampoco hace falta. En las ingenierías, y más si trabajas en grandes compañías, lo que se usa es el inglés».

Su hermana Ana, sin embargo, ha decidido poner fin a su periplo por el extranjero. Estos días, precisamente, tenía previsto volver a Galicia para sumergirse en el proyecto fin de carrera después de haber estado haciendo prácticas en Dinamarca.

Bien sea para ampliar la formación, bien sea para buscar empleo, está claro que las nuevas generaciones miran hacia el exterior a la hora de buscarse la vida. «La experiencia de estar aquí, ya sea estudiando, ya sea trabajando, es muy buena, y Copenhague es una buena ciudad para vivir», señala Tamara. «Los daneses son gente muy amable y muy educada, en mi oficina por ejemplo había muy buen ambiente».

Lo peor, las pocas horas de luz

Algo que ha adquirido en Dinamarca es el hábito de usar la bicicleta. «Me gusta mucho. En Vilagarcía ya la usaba, aunque no tanto». Si no la más, Copenhague está entre las ciudades europeas en la que más se utilizan las dos ruedas para desplazarse. En sus calles mandan las bicis sobre los coches y puedes hallar un párking a las puertas de una estación de tren donde las bicicletas se cuentan por cientos.

Pero la diferencia más notable que encontraron Ana y Ta+mara respecto a su Galicia natal fue el clima. «Más que el clima lo que notas sobre todo es la falta de luz, en enero a las cuatro de la tarde ya puede empezar a oscurecer. Hay pocas horas de luz y eso es lo más difícil de llevar. Este año no nevó mucho pero el primer año que estuve aquí hizo mucho frío. En cambio estamos teniendo un verano muy bueno».

Un tiempo que invita a disfrutar de un refrigerio en alguna de las terrazas situadas al pie de los canales de la ciudad y que Tamara está disfrutando, aunque el tapeo por A Baldosa siempre está en el recuerdo.