La localidad duplica población durante agosto con los retornados
13 may 2012 . Actualizado a las 06:00 h.Chandrexa de Queixa es uno de esos municipios ourensanos que ofrece una visión completamente diferente si se visita en invierno a si se hace en verano. La gran extensión de terreno y la poca vida que transmite un día lluvioso de mayo se convierte en un bullicio si uno acude en agosto, cuando muchos de los que aquí nacieron vuelven a casa para pasar las vacaciones. Es un buen lugar para hacerlo, puesto que en plena capital municipal, Celeiros, hay una cuidada playa fluvial que muchos usan para darse un baño, y muchos otros, para pescar.
La playa se crea en un recodo antes de llegar a la central eléctrica que hay en el embalse, la misma que justifica el trasiego de buena parte de los coches que puede verse por el casco urbano cualquier día de semana. Pero en Chandrexa nadie sabe lo que son los atascos (más que en los días en los que hay entierro en alguno de los pueblos), y, en cambio, tienen nociones de Fórmula 1 en lo que a conducir por carreteras sin pintar (a veces incluso sin asfaltar) se refiere. Y hace falta, porque en la vía secundaria que uno menos se espera aparecen, en una curva, un rebaño de ovejas o varias vacas a las que hay que esquivar para continuar. Junto a ellas, siempre, el saludo amable del pastor.
La ganadería y la agricultura son las principales fuentes de recursos. Con la cantidad de zona verde que hay en el territorio municipal, no es difícil encontrar espacio para una pequeña granja. El otro gran foco de trabajo está en la estación de esquí de Cabeza de Manzaneda, situada a apenas 15 kilómetros de la capital municipal, y también uno de los reclamos para después disfrutar de la hostelería local.
Aunque lo que hay en Chandrexa, principalmente, son jubilados. Lo demuestra su pirámide poblacional y también el hecho de que el geriátrico (que lleva más de diez años en construcción, paralizado ahora por un expediente urbanístico) sea mucho más necesario que el colegio, que cerró hace años. Los ocho niños que hay en edad escolar se reparten entre los centros de Trives, Castro Caldelas y Montederramo (lo que supone que hay tres líneas de transporte escolar a diario).