El cerco se va estrechando

FIRMAS

08 feb 2012 . Actualizado a las 14:47 h.

La Casa Real ha ido a remolque de los acontecimientos. En lugar de abrir la ventana y aplicar las medidas ejemplarizantes que corresponderían a la preeminencia y dignidad de la institución, al surgir las primeras sospechas públicas sobre las actividades irregulares de Urdangarin optó por lavar los trapos sucios en la intimidad y cubrirlos con un tupido velo. Pero, en democracia, la transparencia acaba por imponerse a las fuerzas del hermetismo, por mucho que se intenten encerrar los secretos bajo siete llaves. La reacción de la Zarzuela fue intentar camuflar las evidencias del latrocinio como un comportamiento poco ejemplar del duque de Palma. Pero tampoco este cortafuegos sirvió. Los indicios que apuntan a la complicidad de la infanta Cristina se acumulan. Y, ante eso, la Casa Real no puede seguir sorda, ciega y muda.