Aunque debería ser tan solo un repaso a la legislatura anual, el discurso del presidente sobre el estado de la Unión está considerado en EE.UU. como el inicio oficial de la carrera electoral, siempre que este tiene lugar durante un período electoral.
Este año, en el que Barack Obama pugnará por la reelección, el país sufre un paro que no baja del 8,1 %, el nivel de desempleo más alto que ha tenido que afrontar un presidente en campaña.
Es por ello que el líder de los demócratas tenía previsto al cierre de esta edición volver a tirar de populismo presentando en su discurso algunas de las que serán las líneas maestras de su programa, entre ellas la creación de una regla conocida como la «norma Buffet», y que pretende subir los impuestos a aquellas personas que ganen más de un millón de dólares.
El nuevo impuesto estaría inspirado en el famoso multimillonario y demócrata Warren Buffet, que en más de una ocasión le ha pedido al Gobierno que le suba las contribuciones.
Y todo a raíz de que Buffett hiciese famosa a su secretaria, Debbie Bosanek, quien le hizo ver lo injusto del sistema fiscal, al poner de relieve que proporcionalmente ella paga mucho más al erario público que él.
Todo apuntaba ayer a que Obama presentaría en su discurso nuevos detalles sobre cómo ponerla en práctica para reequilibrar las cuentas públicas. Y bajo la mirada de Bosanek desde el balcón de invitados.
Aunque la propuesta tiene pocas posibilidades de prosperar en el Congreso, donde los republicanos controlan la Cámara de Representantes, la idea le puede servir a Obama para presentarse ante sus votantes como un firme defensor de la clase media, y de paso lanzar una puñalada a sus contrincantes.